Surgidos a mediados de la década pasada, justo cuando se fraguaba el revival psicodélico en el que ahora estamos inmersos, Wooden Shjips funcionaban como un espejo deformante de la tradición musical de San Francisco: un magma ácido, oscuro y ruidoso, en el que la repetición devenía en hipnosis, sobre el que flotaba la voz lejana y monocorde de Ripley Johnson. Una aridez que con el paso del tiempo se ha ido suavizando, hasta alcanzar el tono cálido y otoñal que gobierna en su quinto disco, el estupendo “V” (Thrill Jockey, 2018). Dusty Jermer, bajista de la banda, explica cómo han llegado hasta ese punto.
Han pasado cinco años desde que se publicó vuestro álbum anterior, “Back to land”. En ese tiempo dos miembros de la banda han dejado San Francisco y vuestro cantante, Ripley Johnson, se ha centrado en su proyecto paralelo, Moon Duo. Muchos pensábamos que habíais desaparecido.
Hay muchas cosas que hacer en la vida y muy poco tiempo para hacerlas. Además, todos tenemos trabajos y familias, lo que siempre nos ha llevado a entender Wooden Shjips como un proyecto a tiempo parcial. El año pasado, después de haber estado hablando durante algún tiempo acerca de grabar otro disco y hacer una gira, Ripley dijo que había llegado el momento. Teníamos tiempo, teníamos ganas de hacerlo, así que nos pusimos manos a la obra.
«La distancia es un problema que nos impide hacer jams durante horas»
Imagino que el hecho de que Ripley y vuestro batería, Omar Ashanuddin, se hayan mudado a Portland, habrá influido también en que este disco haya tardado tanto.
La distancia es un problema, claro. Cuando todos vivíamos en San Francisco podíamos quedar en cualquier momento y hacer jams durante horas, pero ahora para vernos tenemos que planearlo con antelación. Nash y yo hemos viajado mucho a Portland para pasar allí fines de semana largos, una decisión que nos permite concentrarnos más cuando estamos todos juntos. Pero además, como esos viajes son un descanso en mi vida diaria, me los intento tomar como pequeñas vacaciones: salgo a tomar café por las mañanas, me doy paseos, leo y me relajo.
¿La mudanza de Omar y Ripley se debió a la presión inmobiliaria y al aumento del coste de la vida en San Francisco? ¿Cómo ha afectado esa realidad a la escena de la ciudad?
Vivir en San Francisco se ha convertido en un auténtico problema para mucha gente; yo mismo he tenido que mudarme a Richmond, al otro lado de la bahía. Pero todavía bajo a San Francisco a tocar o a escuchar conciertos. La música underground tiene todavía espacio en la ciudad, y espero que siga así durante mucho tiempo.
La improvisación juega un papel importante
Cuéntame ahora cómo funciona Wooden Shjips. Aunque Ripley es el autor de las canciones, también parece existir un trabajo colectivo a la hora de hacer los discos, en el que la improvisación jugaría un papel importante.
En el pasado, Ripley venía al local de ensayo con un riff y el andamio general de una canción. Improvisábamos alrededor de ese riff y, si algo interesante sucedía, seguíamos adelante con esa idea. En el caso de “V”, Ripley nos envió maquetas mucho más definidas, que había grabado en la furgoneta durante las giras con Moon Duo. A partir de esas bases improvisamos todos juntos, para afinarlas y sumar la personalidad de cada uno. Por último, durante la grabación en el estudio, se añadieron más capas, arreglos de percusión, teclados y guitarras adicionales.
¿Qué importancia tiene el estudio, y colaboradores como Jason Powers o Cooper Crain, en todo este proceso?
Jason nos ayudó a dar forma a los sonidos que teníamos en la cabeza, y nos puso todas las facilidades para que estar en el estudio fuera sencillo. En cuanto a Cooper, le mandamos el material que habíamos grabado y le dejamos que lo manipulara. Añadió teclados, phasers, delays, unas mezclas que parecen saltar de los altavoces y encima llamó a Rob Frye para que tocara el saxofón. No se puede pedir más.
Evolución desde una psicodelia oscura hacia un terreno más cercano al rock clásico
Wooden Shjips ha evolucionado desde el garage y una psicodelia oscura hacia un terreno más cercano al rock clásico; un cambio que comenzó con el tercer disco, “West” (2011), y que ha alcanzado su mejor forma en “V”. He leído en entrevistas pasadas que el clima social y político os afecta a la hora de escribir, y me preguntaba si el hecho de hacer música cada vez más cálida es una manera de plantar cara a estos tiempos tan duros que nos ha tocad vivir.
Nuestros dos primeros discos se grabaron en el local de ensayo, así que conseguir un sonido pulido o realizar arreglos era más complicado y menos predecible. El resto de los discos, en cambio, se han grabado en estudios profesionales, y eso forma parte de la evolución. En cuanto a la manera de enfrentar los tiempos difíciles… hay que ser serio, sin duda, pero también encontrar momentos para reírte de ti mismo y pasarlo bien.
Escuchar a Aretha Franklin puede emocionarte hasta hacerte llorar
Por ejemplo, lo pasamos muy bien durante la grabación de “Already gone”, y el video que hicimos después también refleja ese ambiente. Pero a la hora de enfrentar “Eclipse” nos pusimos más serios y determinados: durante un par de minutos, todos estábamos juntos mirando al cielo; un dulce momento de unidad. Otro ejemplo de esta actitud lo tienes en Aretha Franklin, que murió hace un par de días. Escuchar “Bridge over troubled water”, “Natural woman” o “Respect” puede emocionarte tanto que te entren ganas de llorar, pero también hizo cosas como “Freeway of love”, que es una canción muy divertida, y encima tiene a Clarence Clemons.
“V” tiene también un aire veraniego, algo que me parece interesante cuando parte de la banda ha dejado la soleada California para mudarse al norte. ¿Hay algo de nostalgia en ese sonido?
Escribimos el disco durante la primavera y el verano de 2017, con mucha lluvia, sol, incendios forestales y hasta un eclipse de proporciones épicas: para mí era como no haber dejado California. Además, Ripley y Omar bajan al sur a vernos con mucha frecuencia.
El vinilo es siempre la meta
Todos vuestros discos parecen estar pensados para ser prensados en un formato de vinilo. ¿Es algo premeditado, o sólo la magia de una buena secuenciación?
Mientras estamos ensayando, improvisando o grabando, el tema de la secuenciación aparece a ratos. No es algo que nos afecte de una manera dramática a la hora de escribir las canciones, pero es una cuestión que siempre flota en el ambiente. Y por supuesto, el vinilo es siempre la meta.
Ahora mismo estáis en medio de una gira que pasará por España. ¿Qué podemos esperar de ella?
Puedes esperar que toquemos todas las canciones rápidas del disco, pero en versiones mucho más rápidas. Y tal vez alguna más lenta, para dar un respiro.
thrilljockeyrecords.bandcamp.com
Entrevista: Vidal Romero
Foto: Jason Powers
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