La familia de los hermanos David y Stephen debe estar la mar de contenta. Han desarrollado una carrera musical sólida, siempre han trabajado juntos, y jamás revueltos. En 1995 formaron Soulwax (junto a Stefaan Van Leuven), no fue hasta 1998 que se estrenaron con álbum (“Much Against Everyone’s Advice”, con permiso de una cosilla publicada dos años antes) y es justo ahora, un buen puñado de pinchadas, conciertos, mash ups… después, que lanzan por fin nuevo largo: “From Deewee”. Muy rico. Estos ‘chicos grandes’ han vuelto a demostrar que la experiencia bien llevada es un grado. Eso, aunque te pases media vida saltando por las noches de un escenario a otro, brindando salvas de sonidos rockeros y una incuestionable electrónica zapatilla. Esenciales. Así que, charlemos con ellos, concretamente el big brother, Stephen Dewaele.

 

La primera vez que me topé con Soulwax fue en un restaurante de la estación de trenes de Valencia. Coincidimos al término de un festival allí, también en las formas ante la mesa. Una buena botella de agua, lo demás todo verde y sano. Pues seguimos igual, ya no estamos para ir descodificando jeroglíficos: sabemos lo que nos sienta bien y lo que no. No es que mi hermano y yo seamos dos monos. Si cae un vino como anoche, bienvenido será. Mírame, ya no estamos para ir drogados, alcoholizados… llegados a un punto debes intentar acostumbrarte a unos hábitos más saludables. Si no, te acabarás perdiendo. Otra clave, dormir al menos ocho horas seguidas, regla de oro para afrontar todo lo que se viene encima.

El año exacto de esto que os cuento, el 2014, han pasado tres. La verdad, no nos podemos quejar, todo lo que nos ha sucedido desde aquella fecha se puede resumir en una sola palabra: fantástico. Uno no se da cuenta de lo rápido que pasa el tiempo. Hoy deambulaba por aquí [Sónar de Día]… Parece que fue ayer cuando estuvimos aquí haciendo Despacio. Pero no, han pasado ya tres años desde entonces. Nuestras vidas, lo queramos o no, no piensan detenerse. Estaría bien que todo el mundo reflexionase sobre este tema. Yo ya lo hice hace tiempo, y funciona muy bien para afrontar las cosas. Musicalmente hablando, estos años han sido también maravillosos, hemos pinchado bastante, lanzamos el nuevo álbum, nuevo sello discográfico, construido un estudio de ensueño… ninguno de los dos vemos el momento de parar. Es inviable decir ‘me voy a tomar seis meses de vacaciones’. No somos de sentarnos en un sillón y ver el tiempo correr despacio.

Uno de esos últimos planes que les ha salido bien, mejor dicho, muy bien, es la publicación de ese segundo álbum como Soulwax. Doce años han pasado para este nuevo parto de título, From Deewee. Mira, la historia detrás de este nuevo LP es realmente curiosa. Como decía hace un momento, terminamos de construir un estudio de grabación. Una vez montado, David y yo nos sentamos a pensar: “¿Cómo nos la ingeniamos ahora para empezar a producir nueva música para un nuevo disco de Soulwax?”. Fue entonces cuando se nos ocurrió reunir allí hasta siete personas bajo el mismo techo, entre ellas nada menos que tres bateristas. Luego, el reto era grabar el disco de una sola tacada. Dejarnos llevar sacando canciones que ligaran unas con otras. Obviamente, estuvimos trabajando durante meses en el concepto, el sonido que queríamos lograr…

Al escucharlo se nota que el disco tiene conciencia y mucho sudor detrás. Sin nuestro propio entorno de trabajo esto hubiese sido totalmente imposible. Por cierto, el nombre del estudio es Deewee, de ahí el título del disco.

Muy importante fue (antes de encerrarse en esta caja mágica) hacer piña y ganar en confianza tocando juntos en una gira improvisada. Nos surgió la posibilidad de actuar en directo en algunos festivales. La cosa fluyó muy bien. Las ideas seguían tomando forma e incluso se enriquecían a medida que tocábamos juntos. Esta noche nos verás con Igor Cavalera (Sepultura) y su set de batería a la izquierda, Victoria Smith (Jamie T) a la derecha, y el tercero en discordia, Blake Davis, en el centro… luego, mi hermano, Stefaan van Leuven, Laima yo.

Menudo dream team. Creo que la última vez que vi actuar una banda con tres baterías en directo fue King Crimson. Ni siquiera los Swan o Apollo 440, que estos sí que me tiraban una barbaridad, iban con tantas, máximo dos. Sabemos que ir con tanta percusión en directo puede resultar excesivo para muchos. Eso es quizás porque a la hora de hacer música electrónica sobre un escenario nos encontramos siempre con demasiadas propuestas donde o todo está pregrabado o el artista que las lanza queda en un segundo plano. Además, es delicado dar por hecho que música electrónica es solo la que casi todos tendrán en mente, de baile y poco más, pero no, porque Rammstein, por ejemplo, también lo son… a día de hoy el término ‘música electrónica’ ya no tiene el mismo significado para mí.

Me invade la mente ese espíritu tan rockero de sus comienzos. Está claro, ahí sigue y ahí seguirá intacto siempre.

Vayamos ahora a otro magnífico proyecto que coronaron el año pasado, la realización de la B.S.O. de Belgica. Todo lo que suena en esta película lo hemos producido nosotros. Las bandas son inexistentes, invenciones solo para la ocasión. Normalmente escribíamos una canción, se la mostrábamos al director. Luego nos preguntaba, ¿y quiénes formarán la banda que la interprete? Fichábamos hasta montar nuestro particular superequipo. Luego a cada componente se le otorgaba su rol, debía parecer una banda real.

Si tenéis la oportunidad de verla, veréis que se trata de verdaderas tocatas, sin trampa ni cartón. Los traíamos antes al estudio, donde ensayaban una y otra vez antes de ser filmados. Hay muchas películas donde se nota a leguas que no saben realmente lo que están haciendo.

Personalmente me seduce mucho una llamada Erasmus en que cantan en italiano Ti ricordi di me. Genuina elección. Estas dos chicas tienen su propia banda. Realmente hacen hip hop en neerlandés flamenco. Con ellas teníamos claro que tenían que parecer chicas broncas, un reencuentro entre los ochenta y el electro de ahora.

El guion curiosamente trata de dos hermanos que se abren camino con un club de noche. Al principio lo petan, luego les empieza a ir fatal. Aunque hay gente que piensa que es una alusión sobre nosotros, gracias a Dios no es así. No somos ellos y por suerte no nos ha sucedido lo que a ellos en la cinta. Se trata de una historia triste y oscura a la vez.

Conté que estuve hace unos meses entrevistando para esta misma revista a sus compatriotas, los míticos Front 242. Uno de mis primeros discos fue Conditionnel Humain. Han sido una gran influencia para nosotros. Son además gente fantástica, coincidimos con ellos un par de veces, y Mackie, la persona que nos hace monitoraje en el escenario, es en ocasiones su técnico de sonido. Ellos son como héroes para nosotros. Algunos de sus discos publicados en el pasado son verdaderas delicias… A Front 242 siempre hay que tenerlos en cuenta.

Es bien sabido por todos que vuestra pasión no es solo tocar en directo: también volveros locos con ese objeto del deseo llamado vinilo. James Murphy la comparte con ellos, y por eso y mucho más decidieron hacer realidad aquel concepto bautizado como Despacio. Le tengo que dar mucho crédito a Sónar: conseguir sacar de Mánchester por primera vez y luego montar todo ese tinglado aquí fue una experiencia única. Ese proyecto en concreto surgió cuando James, mi hermano, y yo estábamos de palique, pasando un buen rato. Lo dejamos caer como una ilusión, más bien bromeando, y, mira por dónde, salió. No paran de preguntarnos cuándo y dónde volveremos a repetir la historia.

Oh, sí, ese sonido, esa oscuridad, el sentir el crujir del vinilo… Queríamos alejarnos de esa especie de manía que tienen dentro de la ‘cultura de los Dj’ de estar subidos en la cabina haciendo aspavientos mientras toda la pista les mira. Despacio no era sobre los Dj, sino sobre la música en sí… y una especie de interacción humana con ella.

Finalmente, y es que suele pasar así, los que veneramos tanto un 7”, un 12”, un LP, aca- bamos confundiendo pasión con adicción. Es que es nuestra debilidad. Hoy pasé por ejemplo por Discos Paradiso: son unos tipos geniales que saben perfectamente cuáles son nuestros puntos débiles. Fueron ellos los que nos consiguieron un disco muy extraño del Turronero… Esta vez pillamos 20% nuevo y el resto, el 80%, antiguo. Cosas que desconocía totalmente, mucha locura que nos ha encantado. Antonio Zepeda, madre mía, su álbum In Necuepaliztli In Aztlan es de una alienación total. También otro tipo de cosas curiosas como Symphonique Elegance, Roberto Donnini que hace como una especie de rock sinfónico. Tenían allí un vinilo que era muy caro, Mallorca Disco del cuarteto Grupo Vienna: hacen versiones de temas clásicos de los ochenta: Abracadabra, Maneater o incluso el Eye in the Sky, de The Alan Parsons Project. ¡Alucinante! No me lo pude comprar, pues costaba 200 euros, pero luego, cuando regrese a casa, me arrepentiré, seguro.

Si existiese una Biblia de la música, ¿quienes serían los apóstoles y Dios? Ese tendría que ser el compositor Louis Hector Berlioz. Más complicado con los apóstoles, pero, bien…: al lado de él podrían sentarse David Bowie, Kraftwerk, YMO, Hosono y Sakamoto. Todos estos son sublimes… Podría seguir dando nombres, incluso pasarme de doce, pero ¿y si mejor nos hacemos un café?

 

www.soulwax.com

 

Entrevista Bruno Garca

Foto: Rob Walbers

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