Al encuentro del LEV 2024 (Laboratorio de Electrónica Visual) en su embrión gijonés un año más. La 18ª cita asturiana, una edición donde volvieron a cumplirse las mejores expectativas, dando hasta miedo el gustirrinín con el que se vuelve uno, año tras año, tras la experiencia.
Hay que reconocer su variedad de propuestas únicas. Y el modo tan ameno en el que nos son presentadas. Para más inri, los puntos que acogen las instalaciones escénicas y actuaciones en vivo me siguen pareciendo muy apropiados y la gente asistente, un público variopinto pero que siempre respeta y arropa.
De este 2024 no pienso olvidar jamás, que si rememorar en mi cabeza una y otra vez, las propuestas de artistas como Bromo, Matin Messier o Myriam Bleau & Nien Tzu Weng. Que también obras tan diferentes pero tan impactantes como las de Fish Wang con ‘Red Tail’ o Romeo Castellucci con ‘Il Terzo Reich’.
LEV 2024, un vaivén de ritmos sintéticos y melodías circundantes
La bienvenida -con permiso del omnipresente manto de agua que nos recibió esta vez- no pudo ser mejor. Como besar a un santo sin trompicones. Abriendo el escenario del Teatro de la Laboral la joven dupla compuesta por Paloma Peñarrubia y Azael Ferre, esto es Bromo, ofreciendo una sobresaliente colección, mejor diría lección de arte visual, sonoro ¡y Ciencia! Una historia que en manos de otros no hubiese resultado jamás tan entretenida, amena y didáctica.
Presentaban su tercer álbum ‘CRISPR, the pattern of life’ con un espectáculo basado en la biotecnología, avances en la modificación del ADN y la filosofía de la evolución. Intachable todo. Paloma con su vaivén de ritmos sintéticos y melodías circundantes. Azael tendiendonos la mano y transitándonos hacia el conocimiento con un ejercicio visual con los episodios muy bien hilados. Algunos como el ‘Transhumanismo’ o la ‘Desextinción’ ya los tenía medianamente controlados. Me ayudaron de un modo bárbaro a repasar y por supuesto a saber un poco más. Encima, disfrutando.
Martin Messier: experimentando con la luz, el sonido y la robótica
Acto seguido, y esto que la propuesta era bien distinta, otro fogonazo de genialidad. La del quebequés Martin Messier presentando su nuevo proyecto ‘1 Drop 1000 Years’. En esta ocasión lo podríamos marcar como todo un veterano. Más de una quincena de años creando instalaciones combinando y experimentando con la luz, la acción del sonido, el efectismo y la robótica. La obra presentada en este LEV 2024 nos dejó pasmados. Incluso ‘rallados’ al no acabar de entender cómo con esa incesante gotera no se inundaron el escenario y las primeras butacas.
Gotas tan realistas como abstractas que viajaban a diferentes velocidades, y en una sincronización perfecta, en haces luminosos. Una puesta en escena impoluta donde además se invitaba a reflexionar sobre el proceso de la homeostasis. Por lo que una actuación impresionante se volvía finalmente en algo inquietante ya que esta celebración de la vitalidad del agua es al mismo tiempo una advertencia sobre los cambios climáticos que están frenando esta autorregulación a nivel planetario. Luces para subrayar nuestras sombras. Todo esto ocurrió en la jornada del viernes.
Luces, formas, portales, pantallas LED y mundos virtuales en LEV 2024
Justo 24 horas después cuando gracias al talento e ingenio de Myriam Bleau junto a Nien Tzu Weng presentando ‘Second Self’, volvimos a quedarnos ojipláticos y boquiabiertos. De otro modo, alucinados y encantados con la performance y el concepto. De nuevo el contexto perfecto -si, el Teatro de la Laboral- para sumirnos en un espectáculo de luces, formas, portales, pantallas LED adosados al cuerpo, coreografías robóticas, glitches, realidades y mundos virtuales. Un show único donde se explora además el simbolismo del espejo, las dinámicas sociales y el mito de Narciso y Eco. Que cortito se nos hizo… y que bonito, un tributo espontáneo, que acabase la intervención en el patio de butacas iluminando a una gran comunicadora como Rosa Pérez, de Radio 3.
De las otras actuaciones ocurridas en el mismo Teatro, recalcar el trabajo de Noémi Buchi, y en especial por su dominio de las capas de sintes, presentando ‘Does It Still Matter’, y como no, la suizo-nepalí Aïsha Devi con un directo sin rodeos basado en su último disco ‘Death is Home’ (Houndstooth, 2023). Ella nos hizo partícipes de una batalla entre lo áspero y lo místico. Lo crucial y lo personal. Una actuación exenta de visuales pero apoyada de pleno en el poder y lenguaje de la luz y el color. Un cara a cara dominante entre lo contemporáneo y lo ancestral. Una terapia poderosa, igual no apta para todos los públicos. Pero si la sientes, estás perdido y bendecido.
Experiencias que se multiplican en un corto espacio de tiempo
Y me repito. Uno de los aciertos mayores de este festival es que la vida, las experiencias, se multiplican en un corto espacio de tiempo por varios sitios de la ciudad. Gijón posee lugares archiconocidos como la Plaza del Parchís la cual fue poseída por un gigantesco tardígrado (algo así como un gusano regordete) flotando sobre la misma. Una invención de realidad aumentada obra de Peder Bjurman de nombre ‘Slow Walker’ que podías ver a través de una app en el móvil.
No muy lejos de allí, en la Escuela de Comercio y esta vez gracias a unas gafas de realidad virtual, nos sumergimos en ‘Red Tail’, el sueño animado del taiwanés Fish Wang. Un viaje intenso y surrealista persiguiendo a un pequeño muchacho, en un extraño tren, plagado de seres (personas, insectos, incluso fantasmas). Se nos invita a revivir la infancia a la vez que sentimos dolor por no parar de crecer.
La instalación de Guilleaume Marmin (‘Oh Lord’) -en el Centro de Cultura Antiguo Instituto- donde durante una pieza de pocos minutos dentro de una habitación humeante y cerrada asistimos a los distintos ciclos del sol, y la turbadora, a la vez que frenética video performance creada por Romeo Castellucci y Scott Gibbons -no apta para cardiacos o epilépticos- en la Caja escénica / Teatro de la Laboral… también dejaron a este que os escribe marcado. Transformado. A veces por hipnosis, otras anulado por el arrebato de la confusión.
Tradición, atrevimiento, baile y contemporaneidad en LEV 2024
Un año más (y curiosamente con las nubes dando una bonita tregua), las actuaciones al aire libre en la jornada dispuesta en el Muséu del Pueblu d’Asturies nos hicieron disfrutar de nuevo de un entorno espectacular. Buen ambiente para afrontar unas buenas horas de tradición, atrevimiento, baile y contemporaneidad.
A nivel personal sentí con mayor intensidad el directo -ojo con ese nervio a la batería- de una joven promesa como RRUCCULLA (presentando en directo los temas de su último disco, ‘Zeru Freq’) y de la presencia, invitación con las manos abiertas al bailoteo folk, dub, bass y electrónico de Dengue Dengue Dengue (curiosamente en fila de uno, vamos, que solo tuvimos a uno de estos ‘enmascarados’ de cuerpo presente) y un DJ set donde desfilaron temas propios o de gente como Obeka. Nada que ver con los del ‘Historias de amor’, obvio.
Tras una madrugada de sábado eléctrica, espasmódica y con litros de sudor echados a perder por culpa de artistas como Evian Christ o Lcy, llegó esa reconfortante vivencia que es la clausura en pleno dominio natural y en horario diurno. La Laguna Boreal del Jardín Botánico Atlántico acogió el doble acto final de este LEV 2024 en Gijón. Dos invitados de honor dispuestos a curarnos con su música: Sophie Loizou y Scanner.
Reconfortante vivencia electrónica en el dominio natural de la Laguna Boreal del Jardín Botánico Atlántico
Lo voy a decir alto y claro. Si aún no acudiste a ninguna edición reciente del LEV, cuando lo hagas, debes procurar visitar el Jardín Botánico mientras tiene lugar el evento de cierre y las actuaciones programadas para el domingo en jornada vespertina. Los dos actos de música electrónica y ambiental en directo nos envolvieron en paralelo al disfrute que significa hermanarse con tanto verde y tanta vida natural del entorno.
Es verdad que mi domingo amaneció con un poco de temor. Si, llovía y como más al aire libre imposible… El caso es que entre las particularidades ‘protectoras’ de la Laguna Boreal -encantador lugar- y la previsión del equipo del LEV 2024, quienes nos ataviaban con un poncho transparente y los ya famosos auriculares inalámbricos (si no recuerdo mal, tienen un alcance de hasta 400 metros) la vivencia volvió a ser muy chula y revitalizante.
Texturas experimentales e introspectivas
Además, el escenario se dispuso bajo una gran plataforma de cristal y madera, y tuvimos la fortuna de disfrutar de las actuaciones a un par de metros. Eso si no decidías darte un paseo por todo aquello, verdísimo que nos rodeaba. Por ese reflejo de árboles y arbustos en los charcos, espejos improvisados, invitados de excepción para un cierre inolvidable.
La sensación de disfrute y envoltura fue doble, incluso triple, tanto con las texturas más experimentales, sumergidas, introspectivas y en formato binaural de Sophia Loizou, como con las atmósferas ambient de Scanner. Este último, Robin Rimbaud, presentando ‘How To Make Art From Life (With the Help of Ghosts)’ a través de tonalidades sintéticas más clásicas, incluso invitando a que entrasen a hurtadillas -varias veces- notas de piano. La huella sonora dejada por los dos nos impregnó de inmediato. Nos empapó más que la propia lluvia.
Desde OCIMAG ya estamos contando los días para reencontrarnos con el LEV en Gijón y todo su universo en 2025. El tiempo nos lleva, pero las ganas nos pueden.
Texto: Bruno Garca
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