La oscuridad de la noche es cómplice de deseos ocultos, vicios inconfesables y experiencias prohibidas. Momentos envueltos en cuero, medias, ligueros y stilettos en los que se juega a remover los instintos más básicos de la condición humana. La fotografía de Maxime Ballesteros recoge todos esos momentos que dan forma a la vida nocturna de su entorno. Su trabajo es una exploración de algunas de las emociones fundamentales en la naturaleza del ser humano, evocando los excesos retratados en las pinturas renacentistas y la fotografía decadente de los años 20 y 80, que capturaban un estilo de vida conducido por el libertinaje y la provocación. La intención de este fotógrafo francés instalado en Berlín es la de capturar la realidad de estos episodios de sensualidad y desenfreno lo mejor posible para transmitir la fuerza del momento. Ballesteros obtiene el toque de ironía y crudeza de sus fotos a través de colores brillantes acentuados e iluminados por un uso despiadado del flash, nunca dispara dos veces para una misma imagen y jamás utiliza el zoom ni se plantea el recorte de un encuadre.
Texto: Rosario Muñoz
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