Aunque en España se estrenó en el año 1998 con el nombre ‘Lock & Stock’, su título original «Lock, Stock and Two Smoking Barrels”, no solo presta mucho más juego, también es más completo, rudo y aporta algunas pistas para hacernos saber que se refiere al lote entero, a las tres partes principales de un arma de fuego antigua.
Y es que este explosivo film, en el que tiene gran relevancia una partida de cartas, sucede en una época pasada, donde por supuesto no existía aún la ruleta online, ni los casinos digitales, ni nada por el estilo. Un largometraje de Guy Ritchie que podemos tratar de obra maestra del neo-noir plagado de acción y situaciones delirantes donde en cambio son capaces de apostarse todos los ahorros en una dudosa partida de cartas. Y claro, luego vienen las consecuencias.
«Lock, Stock and Two Smoking Barrels”, una película memorable como para resistir a múltiples visionados
Si alguna vez te has preguntado cómo sería un buen cóctel explosivo de gangsters, humor negro y una pizca -igual no tan pizca- de caos británico, la respuesta es esta joyita de culto del director Guy Ritchie. “Lock, Stock and Two Smoking Barrels”, y es que así la prefiero nombrar, es como un juego de póker: arriesgado, lleno de sorpresas y con más giros que un callejón de Londres (como el Cresswell Place Mews donde vivió Agatha Christie). Un arriesgado juego donde es fundamental tomar decisiones bajo presión.
Si eres de la ‘panda de los despistados’ y aún no la viste, te contamos que la trama comienza con cuatro amigos, un pequeño cuartel de compadres que poseen más confianza que sentido común. Estos terminan metiéndose en un lío monumental tras una partida de cartas que sale tan mal como podría esperarse en un mundo donde la legalidad brilla por su ausencia. Desde ese fatídico y crucial momento, el efecto dominó se desencadena y es impepinable.
Hordas de mafiosos, traficantes barriobajeros, peligrosos estafadores y un par de escopetas legendarias se cruzan en un glorioso enredo imposible de parar. Para colmo, su poderío cinematográfico y visual, un guión ágil con unos diálogos enardecidos de unos personajes muy bien construidos, un montaje no menos fluido así como una Banda Sonora de órdago, donde se incluyen desde Ocean Colour Scene a James Brown pasando por Dusty Springfield o The Stooges, provocan que esta peli sea imposible de verse solo una vez. Ni dos, ni tres ¡’Lock, Stock and Two Smoking Barrels’ engancha cosa loca!
Un reparto glorioso
Venga, antes de dejaros viéndola por primera, aunque seguramente por quinta vez ¿Y ese reparto? Madre mía ¡Están geniales! Reflejan con gran carisma lo que significa “ser incompetente».
Desde el estoico Eddie (Nick Moran) hasta el excéntrico Big Chris (interpretado por el siempre imponente, esta vez más, ex-pelotero de equipos como el Leeds United Vinnie Jones), pasando por Bacon (un Jason Statham desatado) o el feroz Barry The Baptist (Lenny McLean) cada personaje tiene su momento para someternos y destacar. Ok, o bien para meterse en un lío peor que el anterior.
En definitiva, una gloriosa montaña rusa de estilo, humor y caos perfectamente orquestada por el ya maestro Guy Ritchie (y es que no se puede decir menos de alguien con trabajos como este, al que luego sumaríamos otras películas como ‘Snatch’, ‘Operación U.N.C.L.E.’, ‘RocknRolla’, ‘Wrath of Man’ o más recientemente ‘El Ministerio de la Guerra Sucia’).
Casi dos horas completas para disfrutar con lo impredecible y la más pura adrenalina. Para sumergirnos en uno de los mundos más entretenidos y desquiciados del cine. Verla es como tirarse y regodearse en un buen barro. Arte y pirotécnia de altos vuelos. Ahora si, es tu turno. Juguemos.
Texto: Bruno Garca
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