Para inaugurar su séptima edición, el MIRA Digital Arts Festival apostó por incorporar el siempre algo rimbombante y peligroso concepto de “show inaugural” y, al alimón con el ciclo de conciertos Sit Back que tiene lugar en las dos salas pequeñas de l’Auditori de Barcelona, escogió a Wolfgang Voigt como maestro de ceremonias. Al optar por un show de prestigio, de esos que sitúan a un festival en los puestos de Champions, la jugada les ha salido bien. No en vano, la sala mediana de l’Auditori de Barcelona estaba llena pese a coincidir el pase con el primer martes decididamente invernal de esta temporada.
La ocasión lo merecía. Cuando el proyecto GAS empezó a circular con Gas (Mille Plateaux, 1996), Zauberberg (Mille Plateaux, 1997), Königforst (Mille Plateaux, 1999) y Pop (Mille Plateaux, 2000), jamás habríamos imaginado que tendríamos hasta tres oportunidades de disfrutarlo en directo en Barcelona. Sin duda, la conversión de GAS de proyecto oscuro y de culto pensado únicamente para el estudio que a lo largo de dos décadas apenas había actuado unas pocas veces en directo, en un proyecto plenamente activo y vigente con la reedición en 2016 de sus primeros LPs, la publicación de Narkopop (Kompakt, 2017) y, sobre todo, el constante goteo de conciertos a lo largo de este 2017 (casi veinte, muchos más que los acumulados hasta 2016), podía hacer pensar en una “devaluación” de su status de culto, pero aunque la palabra “acontecimiento”, de tanto usarla, ha quedado ya prácticamente vacía de contenido, no hay término que defina mejor la posibilidad de presenciar en directo un pase del proyecto ambiental de uno de los fundadores de Kompakt. Ya no tanto por lo excepcional, en el sentido de poco habitual, de los directos de Voigt como GAS, sino desde el punto de vista de las condiciones en que el concierto tuvo lugar.
Con motivo de la de Red Bull Music Academy de Barcelona del año 2008, Voigt actuó en la sala hipóstila del Park Güell, un “marco incomparable” que unido a los escasos conciertos de Voigt en la época, convertía la ocasión en un auténtico “acontecimiento” de pleno derecho. Sin embargo, las malas condiciones acústicas de la sala, con las gruesas columnas recubiertas de cerámica ideadas por Gaudí, frustraron el brillo del evento. Curiosa y algo perversamente, GAS es un proyecto tan inmersivo que parece ideal para la soledad y la intimidad del sofá casero, pero sólo puede encontrar su perfecta expresión lejos de los espartanos equipos domésticos y redobla su potencial acompañado de unos visuales a la vez abstractos y expresionistas. Es decir, sólo es posible disfrutar al 100% (si es que la palabra “disfrutar” tiene algún significado en este contexto, quizás sería mejor decir “conectar”) de la música de GAS con un buen sistema de sonido que nos sumerja, sustrayéndonos de cualquier distracción mundana, en las sensaciones que el artista nos pretende transmitir.
Pese a que el volumen quizás fue demasiado comedido en su actuación en l’Auditori, Wolfgang Voigt cumplió sobradamente con las expectativas: ambient forestal, no bucólico si no masivo, gélido, fluido, sin aristas, escanciado a lo largo de una hora que se hizo corta y con los visuales que viene usando últimamente (desgraciadamente no unos específicos para el MIRA como viene siendo norma del festival) que, igual que la música saben transportarnos de lo enorme, lo universal (el bosque oscuro e intimidador, aparentemente vacío, carente de vida animal y para el ser humano tan inabarcable, gélido e incomprensible como el propio universo) a lo minúsculo (las hojas que parecen mecidas por un artificioso viento algorítmico), con todas las categorías intermedias: árboles, troncos, ramas y sombras y luces que sugieren que hay algo más allá de los límites del bosque… Ese viaje espacial y a la vez hipnótico y evocador, está en la misma génesis de la música de Voigt que pretende con GAS recordar los momentos de ensimismamiento de su juventud cuando caminaba durante horas sin rumbo por el bosque de Königsford (el mismo del que provienen las imágenes, debidamente tratadas, del concierto). Con esa capacidad de abstracción tan germánica, Voigt reviste a GAS de una profundidad casi impensable gracias al regusto de los samples de grandes masas orquestales que procesados hasta la extenuación simulan el ruido espectral del bosque que nos rodea, nos amenaza y nos acoge como un magma frío, informe, sin principio ni fin, en el que el ritmo (más bien, la pulsación soterrada) parece provenir de nuestro propio riego sanguíneo. La referencia orquestal, que esquiva prudentemente la épica wagneriana, busca como referentes, sónicamente, al romanticismo y, filosóficamente, a la búsqueda de inspiración en la naturaleza de ese mismo movimiento artístico. No en vano, Voigt llegó a titular, no sin cierta guasa, uno de sus temas más bailables como “Robert Schumann / Clara Wieck”… Por planteamiento y ejecución, no cabe duda de que esta séptima edición del MIRA se ha iniciado por todo lo alto.
Texto: Half Nelson
Fotos: Mira 2017
MIRA DIGITAL ARTS FESTIVAL 2017
9, 10, 11 de noviembre de 2017 / Fabra i Coats, Barcelona
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www.mirafestival.com
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