Con tan solo 23 años, Garazi Sánchez es una de las mejores surfistas españolas a nivel internacional. Su vida se centra en sus dos grandes pasiones, el surf y viajar, lo que ha hecho que su pasaporte este repleto de sellos y destinos tan dispares como Indonesia, Hawai, México, Nueva York, Hong Kong o Shangai. A la vizcaína, tan pronto podemos verla en la playa de Sopelana disfrutando de una sesión de surf libre seguida de un buen café, como compitiendo por Europa. Este año va a por todas en el circuito WQS (World Qualifying Series) con el apoyo de sus sponsors Rollei Actioncam, O’Neill y Arnette.
A pesar de tu juventud, llevas ya muchos años sobre la tabla. ¿Cómo empezaste? Empecé con siete años, así que es prácticamente desde que tengo uso de razón. Antes de surfear, pasaba muchos veranos en Laga (Vizcaya) con mis padres. Eran piragüistas y furgoneteros, por lo que hacía mucha vida en la playa. Empecé a ponerme de pie en un boggie [bodyboard] y a practicar con el skate en tierra. Luego decidí probar en una tabla de surf y, no sé qué fue, pero me enganchó hasta hoy.
Competición, viajes… ¿Cómo planificas tu temporada? ¿Cuáles son tus prioridades para este año? Lo primordial es disfrutar con lo que hago, sean cuales sean el camino y el resultado. Es el primer año que me he lanzado al WQS fuera de Europa, y estoy emocionada por todas las novedades, retos y nuevas aventuras. Mi prioridad es mejorar mi forma de competir y adaptarme a esta categoría. Comprometerme con mis metas y conseguir esa disciplina y constancia que es lo que hace que te vayas a la cama tranquila.
Has tenido grandes resultados en competición. ¿Cuáles han sido los más importantes? El quinto puesto en el WQS 4 estrellas en Brasil. El hecho de estar tan lejos, a ese nivel, y verte en semifinales me hizo pensar y querer entrenar más. He sido tercera en el europeo varias veces, y me he quedado siempre con las ganas de llevarme el título. Me gustaría conseguirlo este año, en septiembre. Mi primer puesto en la final europea del Volcom VQS Champs 2013 (sub 20), en Hossegor (Francia), después de estar un año fuera del agua, también fue muy importante para mí.
Llevas viajando desde muy joven. ¿Cómo lo lleva tu familia? Yo no tenía ni idea, pero, ahora que soy más mayor, alguna vez me reprochan que se lo he hecho pasar mal [risas]. Desde pequeña fui muy cabezota y no había nadie que me parase los pies si quería algo. Ellos me dejaban porque sabían que era mi sueño, pero no deja de darte miedo que tu niña de 13 años se vaya sola a Australia. Por eso, les agradezco mucho que me hayan dado la oportunidad de dejarme crecer bajo mis decisiones, supervisadas siempre por adultos, y haber conocido parte del mundo.
¿Cuál fue tu primer sello en el pasaporte? El primero fue a Australia. Fui con 13 años y volví con 14. ¡Fue una experiencia increíble! Llevaba años soñando con ir allí, aunque tuve mis momentos de llorera por estar lejos de casa. ¡Me lo pasé muy bien y supe que quería viajar toda la vida!
Tus tres cosas especiales sin las que no puedes viajar son… Mi disco duro lleno de películas clasificadas por nota, género y año de producción. Tengo 600 películas, por lo menos. Un cuaderno para apuntar anécdotas y reflexiones, que al cabo de un tiempo me gusta leer y me trasladan de vuelta a ese momento o a esa época de mi vida. Y una caja grande de chicles, que hacen que me muerda menos las uñas [risas].
Has viajado a Indonesia varias veces. ¿Qué lo hace tan especial para ti? Supongo que las olas nos encantan a todos. También la sensación de que allí todo vale poco y te sientes libre respecto al dinero, y eso a día de hoy es la leche. Y, sobre todo, la felicidad que hay o parece haber en ese país. Ves familias enteras que viven en una casita de madera enana, pero que sonríen y te ofrecen todo lo que tienen sin conocerte. Esa inocencia y simplicidad que transmiten hace que reflexiones y que quieras volver siempre para que te recuerden que la vida es más sencilla de lo que la hacemos.
¿Qué es lo que más echas de menos cuando estás fuera de casa? Lo que más, a la gente que quiero, pero también un buen café [risas]. Echo de menos la vida de aquí, la rutina de mi café, mi ruta mañanera con el coche para chequear las playas y el día a día en casa en general. Me encanta donde vivo y la gente con la que lo comparto. Cada día que viajo más, me doy cuenta de lo afortunada que soy de poder vivir en un sitio como Getxo.
¿Cuál es tu top 5 de viajes? Los cinco destinos a los que todo surfero tiene que ir sí o sí en su vida… Indonesia: hay que verlo y vivirlo. Es el destino por excelencia, la locura de las motos, el rapidísimo ritmo de vida de algunos sitios y esas olas que has visto en los vídeos de todos los pros. Australia: tiene olas muy buenas, pero eso no es lo mejor. Es ver el surf convertido en una cultura de una manera totalmente natural e integrado. Surfear con tu abuela en Snapper Rocks, en Gold Coast, es algo que allí es normal. Aunque también hay mucha fachada y postureo. Como en todos lados, ves a gente surfeando increíble y sin ninguna necesidad de remarcar que es surfer, porque ha crecido con ellos y es algo que ven normal. México: es el destino de las derechas, la buena comida y la tranquilidad. Hawái: a mí no me gustó demasiado. Mucha gente y poco respeto en el agua, pero es algo que merece la pena ver. Solo por tener la oportunidad de ver Pipeline rompiendo a tres o cuatro metros desde la orilla y ver cómo la gente entra ahí como si fuesen a darse un baño de medio metro en Sopelana… ¡A mí me dejo impactada! Maldivas: es el mejor viaje que puedes hacer para reírte con tus amigos, surfear sin parar y que salga la mejor versión de ti mismo. ¡Allí todo es felicidad!
¿Todos tus viajes son siempre a destinos de surf, siguiendo partes y previsiones favorables de olas? No, cada vez intento compaginar o aprovechar y alargar mis escalas en destinos sin mar o no surferos. Hong Kong, Shanghái, Nueva York, Viena, Camboya… son algunos de los que he hecho durante los últimos años y me alegro mucho de haber viajado allí. Hacen que disfrute todavía más del mar y, además, me hacen ver que hay otros estilos de vida válidos y diferentes al mío. El que más me marcó fue Nueva York. Fue el primero que hice sin tablas o sin mirar partes y me dejó alucinada la vida de esa ciudad, las posibilidades que había allí… ¡Sentirme tan pequeña me encantó!
¿Ese viaje que todavía no has hecho pero te mueres de ganas de hacer…? California. Llevo años queriendo ir. Me encantan las ganas de innovar que tienen los californianos en todos los aspectos, las olas divertidas que tienen para tabla corta, single o longboard… En América todo es a lo grande y tengo ganas de verlo de cerca.
¿Sigues algún tipo de entrenamiento especial? ¿Cómo preparas la temporada? Sí, es algo importante para compaginarlo con la técnica. Además, en mi caso es algo que me da confianza y me estructura la cabeza a la hora de competir. Mantener una rutina dentro del surf es difícil, y a mí me ayuda a centrarme. Combino las estancias en casa con entrenamiento físico y técnico, con viajes enfocados más al surf y su técnica.
¿Cómo es un día cualquiera en la vida de Garazi Sánchez? Café primero, siempre; ver el mar y darme un baño, en donde mejor esté; sesión de gimnasio y comer; siestita de treinta minutos, si hay suerte; otro baño y ya mi trabajo está hecho. Luego, depende del día, doy una vueltilla por el pueblo o veo el anochecer en ‘el murito’. Los fines de semana no tengo obligaciones ni horarios. Si estoy en época de exámenes, mi día no mola tanto [risas]…
Te hemos visto en viajes promocionales de tu espónsor, Arnette, con grandes surfistas de renombre como Eneko Acero, Gony Zubizarreta o Indar Unanue. ¿Qué es lo que más valoras de convivir con estos grandes surfistas? Aprender de gente que lleva tantos años y saben tanto es una suerte. Siempre pregunto y vuelvo con mucha información que procesar y poner en práctica. Es como un máster intensivo. Cada uno tiene cosas diferentes de las que aprender y creo que eso me ayuda mucho a evolucionar.
Y ¿ahora? ¿Qué tienes en mente? ¿Cuáles son tus planes a corto plazo? A corto plazo me voy a México, así que me estoy entrenando para ir lo más en forma posible y con los deberes hechos. El año que viene no sé lo que haré, así que de momento me enfoco en ir a México, aprobar mis exámenes y hacer la etapa europea del circuito WQS (World Qualifying Series) y el europeo a final de año. Y, según lo que pase y lo que sienta, ya veré el próximo año.
Entrevista: Edu Bartolomé / Comunica Surf
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