Con más de veinte años de carrera a sus espaldas, discos y maxis repartidos por sellos de toda Europa y una vida dedicada a cultivar y proteger el género, Alek Stark es la gran figura del electro en España. Un guardián de las esencias que no se limita a producir su propia música (siempre interesante y futurista, producida con mucho amor al detalle), sino que también gestiona Fundamental Records, un sello en el que cada lanzamiento es un objeto gozoso y especial. Su proyecto más querido es Time Capsule (conocida también como 808 Box), una caja de vinilos que cada año recopila lo mejor del electro contemporáneo a nivel mundial. Estos días se ha publicado el quinto volumen de la serie, una excusa perfecta para charlar sobre el pasado, el futuro y los sueños eléctricos.

 

Desde su refugio en la sierra madrileña, Alek Stark cuenta que formó parte “de la primera ola del hip hop, cuando ni siquiera se llamaba así. Era 1983, yo tenía doce años y fui una de las primeras personas en bailar break dance en Madrid, en la zona de Nuevos Ministerios. En aquel momento tampoco se utilizaba la palabra electro, la llamábamos música break, y sabíamos que provenía de Estados Unidos en su mayor parte, eso era todo”. Stark recuerda también que “había otros temas, como Tour de France, cuyo origen era un misterio, aunque tampoco nos lo cuestionábamos. Ni siquiera sabíamos que existía un grupo alemán llamado Kraftwerk, eso lo descubrimos después. Para nosotros, Tour de France era la canción de la escoba, porque uno de los protagonistas de la película Breakin, Michael ‘Boogaloo Shrimp’ Chambers, la bailaba con una escoba. Años más tarde encontré una edición mejicana en la que el título era Tour de France. El baile de la Escoba, y descubrí que existían otros lugares en los que llamaban así al tema”. A finales de los 80, nuestro hombre empezó a sentirse un poco aislado, “no encajaba en el hip hop porque me había quedado anclado en la raíz del género, pero tampoco conectaba con la gente que provenía del techno, porque yo no escuchaba ese tipo de música. Para nosotros era bakalao y lo llamábamos así de manera despectiva. Tampoco me interesaban grupos como Depeche Mode, que eran muy populares entre la gente de Madrid. Yo venía de un estilo diferente por completo, un estilo callejero, y esa música me parecía muy blanda”.

Tus primeros contactos con el mundo de las discográficas se produjeron a través de Sergio Aguilar a finales de los noventa. ¿Producías ya entonces tus propios temas? Yo empecé a producir mucho antes, a mediados de los ochenta. Mi barrio es Simancas y desde allí sintonizaba una emisora de la base americana de Torrejón, así que le pedí a mis padres que me compraran una pletina doble, para grabar los temas que pinchaban en esa emisora y duplicar las cintas que nos pasábamos los amigos. Con el tiempo empecé a grabar partes de algunas canciones, los breaks, en la segunda pletina y luego cortaba esa cinta y la pegaba con otro trozo igual, y así componía mis propios ritmos. Recuerdo que intenté hacerlo con partes de ritmo y recuerdo también dedicarle semanas enteras para obtener unos segundos de un ritmo completamente roto. En realidad, se trataba de una forma de samplear.

Un punto de inflexión fue la publicación del primer Elektro Domésticos en 1998. En una entrevista de la época Sergio decía que el proyecto le daba un poco de miedo, porque pensaba que el electro no le interesaba a nadie, pero que al empezar a tirar del hilo surgieron un montón de artistas en toda España. A Sergio hay que agradecerle muchas cosas. Fue una persona imprescindible en el inicio del electro y del hip hop en España, aunque mucha gente no lo sabe o no lo quiere reconocer. Tuvo el valor de arriesgar su dinero en una aventura que tenía todas las papeletas para fracasar y lo hizo muy bien, agrupó a gente que estaba interesada en el sonido electro junto a otros que llevaban ya tiempo haciendo electrónica y otros estilos. Por ejemplo, uno de los que aparecen en el disco es Raúl Santos, primer batería de Los Planetas y después productor de Nawja Nimri. Elektro Domésticos fue algo único, porque nos hizo comprender que había bastante más gente de la que creíamos haciendo electro, y porque también descubrimos que existía un público interesado en apoyarlo y comprarlo. Mi implicación en el recopilatorio fue profunda porque Sergio nos pidió ayuda y opinión a Zeta y a mí. Nos pusimos muy contentos cuando descubrimos que no éramos unos locos dejados de la mano de Dios.

En aquel momento pareció surgir un pequeño movimiento alrededor del electro, con tus proyectos y las de Moockie en solitario, gente como Hippaly, Zeta, N-Fecto, o Biyi… ¿Qué artistas te parecen más interesantes de aquella época? Justo después de que saliera Elektro Domesticos, al ver que existían productores haciendo electro, le propuse a Sergio crear un sub-sello de Tu Pierdes especializado en electro. Lo llamamos Headspin y ahí editamos varios discos de Moockie, Sace 2 y Koa. Headspin fue mi primer proyecto como sello. Sergio dejó en mis manos todo el poder de decisión y los discos que editamos tuvieron bastante éxito. Cifras que hoy serían impensables en el underground, sobre todo si piensas que sólo teníamos distribución en España.

¿Existía algo parecido a una escena, con locales para tocar y espacios para crecer? No existían locales, pero sí un reducto de electro que llevaban Waje y Fake, que se llamaba Robotique y estaba en la antigua sala Maravillas. Ellos trabajaban en una tienda al lado de la plaza Mayor, Discorder, en la que comprábamos el poco electro nuevo que entraba en España, los primeros discos de I-F, Anthony Rother y Marco Passarani, o de sellos como Direct Beat, Plasmek o Warp. En Robotique hice mi primer directo en solitario y se llenó completamente, y eso que era un jueves. Antes ya habíamos tocado en directo, en la sala Arena en Madrid y en Apolo en Barcelona, para la presentación de Elektro Domésticos, lo que confirma de nuevo que Sergio lo hizo muy bien.

En esa misma época, Danny Panullo escuchó una de mis demos en la tienda Tribu Urbana, y se la pasó a Bimba Bosé y Toni Rox, que habían montado un sello llamado Boozoo y estaban publicando discos de Alex Martin, Resonic o HD Substance. A Toni le gustó mucho y decidieron editar mi primer álbum, que contenía temas que había grabado entre 1990 y 1997 y que saqué con el alias de Elektrosher. Tendría que haber salido antes incluso que Elektro Domésticos, pero algo sucedió en Boozo y no se publicó hasta el año 2000, mucho más tarde de lo planeado.

Desde el primer momento montaste tus propios sellos, primero bajo el ala de Superego y después ya por tu cuenta. ¿Era una manera de tener libertad artística total, o se trataba de poder publicar cuando quisieras, de gestionar tu carrera a tu manera?En el año 2000 dejé Headspin porque Sergio Aguilar no tenía distribución internacional y mi aspiración principal era que mi música y la de otros artistas se pudiera escuchar fuera de España. Para mí, no había ninguna diferencia de calidad entre lo que hacíamos nosotros y lo que venía del extranjero, pero Sergio no podía dedicar a este proyecto el tiempo que necesitaba. Por eso, decidí crear mi propio sello, Star Whores Records, en el que sacaba electro, wave o italo de artistas españoles y de gente de fuera. Casi al mismo tiempo, Disko B contactó conmigo, así que fue una época de mucha actividad, con montañas de discos distribuidos en cada tienda de Europa.

¿Cómo fue el contacto con Disko B? En aquella época resultaba complicado para los artistas españoles salir al extranjero. No era tan complicado como parece. Como ya te he dicho, sólo tenias que poner tu disco en un plato y el de algún artista extranjero en el otro para darte cuenta de que estábamos haciendo música con la misma calidad. Yo nunca tuve dudas en este sentido, aunque sí noté una cierta falta de confianza en otros artistas españoles. Por eso, me sentía orgulloso de poder distribuir la música de otros productores locales, que sólo eran conocidos en nuestro país y de manera muy escasa.

Con Disko B entré en contacto por partida doble. En aquella época iba mucho a Barcelona, y en una fiesta de Gigolo Records le di una demo a DJ Hell, que a su vez se la pasó a Peter Watcha (Upstart), el dueño de Disko B y padre de la escena electrónica de Munich. DJ Hell le pasó a Peter mi maqueta porque pensaba que era más Disko B que Gigolo. Al mismo tiempo, una amiga que trabajaba en una distribuidora mandó otra maqueta mía a Disko B, y una semana más tarde se pusieron en contacto conmigo por correo electrónico, para decirme literalmente “white label en diez días”. Poco después, mientras pinchaba en el Sónar, vi a alguien saltando delante de mí con un disco entre las manos. Parecía la típica portada de Disko B, pero no reconocía la galleta. Bajé del escenario y resultó que era Upstart, me abrazó y me puso mi disco entre las manos. No me lo podía creer.

Entre el año 2003 y el 2009 redujiste mucho tu producción. ¿Tiene que ver con historias personales, o responde al hecho de que parecía no haber nadie haciendo electro en España?Todos los años he publicado algo de material, sin interrupción. En esa época hice muchas remezclas para gente como Marc Almond, Arthur Baker, el grupo clásico de electro-funk Newcleus o Esplendor Geométrico. Y también edité cuatro EPs: uno en Disko B, otro para el sello barcelonés Original Street Techno (Without the Music, del que I-F comentó en el foro de la emisora Cybernetic Broadcasting System que le parecía el disco con sonido electro más auténtico del año), y mi primer trabajo para Transient Force, En las calles de Madrid (2008). Pero es cierto que estaba muy concentrado en estudiar una parte de la música que para mí resultaba esencial: la masterización.

A finales de la década pasada publicaste tu cuarto disco, Fundaments Of Space Travel. El sonido es más electrónico y futurista, y me pregunto si tiene que ver con esa investigación acerca del estudio de la que hablabas. Si, de algún modo, se trata de una exploración de tus capacidades como artista.Como a cualquier persona, a un músico le influye todo lo que le rodea. Mi primer álbum era electro en un sentido estricto, algo normal porque necesitaba sacar fuera todo lo que había aprendido a lo largo de mi vida (piensa que era un chaval de trece años cuando empecé a bailar en la calle y este verano cumplo cuarenta y siete) y además darle sentido dentro del contexto de un álbum. El segundo ya empezaba a sonar más serio, una profundización en el estilo. Y el que saqué en Disko B fue el más divertido, porque en aquella época salía mucho, quería bailar y divertirme.

Pero investigar la parte más técnica y absorber la máxima cantidad posible de información relacionada con la mezcla y el proceso de masterización me hizo evolucionar sin darme cuenta. A medida que iba estudiando el sonido y cultivando la parte más técnica empecé a salir menos, pero al mismo tiempo necesitaba poner fin a mi época más old school para poder pasar a cosas más avanzadas y experimentales. Por eso publiqué Without The Music, un disco que me sirvió para cerrar toda una época y poder respirar otro tipo de aire. Sólo después empecé a trabajar en Fundamentals of Space Travel Vol. 1.

También es importante señalar dos aspectos más. Por un lado, en la época de Star Whores Records teníamos las oficinas en Gran Vía, dentro de Rotor Discos, y Andrés Noarbe abrió para mí las puertas de la música experimental de par en par. Gracias a él descubrí muchas cosas que influyeron de manera determinante en Fundamentals of Space Travel. Y por otro lado, hubo también un gran cambio a nivel sentimental: conocí a mi mujer actual y me enamoré de ella en todos los sentidos. Gracias a ella he evolucionado, y no solo en la música, también como diseñador y como persona. Además, ella fue la que supo ver, entre los casi cincuenta temas que había grabado después del maxi en Transient Force, que ahí existía un álbum.

En cuanto al sonido, ahora es más fácil encontrar temas planeadores y experimentales en los discos de electro, pero hace diez años no era nada habitual. Hay gente que me ha contactado para decirme que ese disco les abrió los ojos, y eso me hace feliz, porque el electro necesita seguir evolucionando, pero sin perder la raíz. No es algo sencillo, pero la generación más joven lo está consiguiendo de una manera muy natural, imagino que por la falta de prejuicios que tienen.

En esa misma época realizaste la segunda parte del recopilatorio “Elektro Domésticos”. ¿Por qué decidiste sacarlo en ese momento? En una conversación de un foro surgió el tema de Elektro Domésticos. Se notaba que la primera parte había calado, había sido importante para otros artistas y para gente que empezaba en aquel momento, así que me pareció una buena idea editar una segunda parte. Contacté con Sergio y me dijo que yo era la persona adecuada para continuar con el proyecto, así que con su bendición prensé trescientas copias de un vinilo triple que se vendieron muy rápido, y que acabaron en buenas manos. Al año siguiente edité la tercera parte y pedí el apoyo de algunos artistas extranjeros como Gerald Donald (Dopplereffekt/Drexciya), Dynamik Bass System, Scape One, AS1 y Mr. Velcro Fastener. Fue también un éxito y la semilla para que dos años después empezáramos con el proyecto Time Capsule.

¿Te costó mucho encontrar artistas para sacarlo adelante?  Hacer “Elektro Domésticos 2” fue sencillo. Además, todos los artistas habíamos madurado mucho, así que el sonido final era mejor que en la primera parte, tanto a nivel de las composiciones como en los aspectos técnicos.

¿Cómo veías la escena en general en aquel momento? La escena a nivel mundial era increíble, aunque en absoluto comparable con la época dorada que estamos viviendo ahora. Si analizas el fenómeno a nivel de países descubrirás que en realidad no existe una escena electro en casi ninguno de ellos, ni siquiera en España, que está considerada una de las cunas del electro moderno a nivel mundial. Es más bien un movimiento de carácter internacional, y lo mejor de todo es que conserva un perfil bajo: se edita mucha música buena, pero tienes que estar pendiente para saber lo que está sucediendo.

¿Y qué tal Madrid? Madrid es una ciudad conocida en todo el mundo por la calidad que tiene la música que sale de aquí, pero cuando la analizas a nivel local la escena no existe; algo que la gente de fuera nunca se termina de creer. Creo que esto se debe a varios factores: uno de ellos es que no existe una emisora de radio especializada, no ha existido nunca, y eso es muy importante a la hora de difundir la música. Y otra razón es que a la gente le gusta esparcir mierda y hablar mal incluso de sus propios colegas. A la gente le gusta más hablar que estar en el estudio, le gusta más hablar que trabajar, y eso es un gran hándicap cuando intentas sacar adelante alguna iniciativa: hay malos rollos pululando en el ambiente, cosas que no conoces y que hacen imposible que algo pueda desarrollarse.

Además, es muy común el colegueo, que es la peor de las enfermedades posible. Las cabinas se llenan de gente que no cobra, o que cobra una miseria, por el simple hecho de poner los pies dentro de una cabina o por ser amigo de tal o cual, no por el arte que sea capaz de desarrollar. Y como los que organizan fiestas no tienen bastante con que pinchen solo un DJ invitado y el residente, no tienen bastante con que toque un solo grupo en directo, terminan tirando de amiguetes. Y si tienen un presupuesto de mil euros para toda la noche, hay que dividirlo entre cuatro o cinco DJs y dos o tres directos. Pagan al guiri su caché, el hotel y el vuelo, y al colega le dicen que la cosa no ha ido muy bien, que si le vale con cincuenta eurillos y que otro día le vuelven a poner en el flyer (que ya ni siquiera es de papel), para compensar un poco la miseria que le han pagado esa noche.

Todos estos factores hacen que una escena sana sea imposible. Una persona no puede pinchar sin cobrar o cobrando cincuenta, cien euros, porque eso arruina la escena. Si nadie pinchara por esa cantidad, los organizadores de los eventos tendrían que subir el caché, pero siempre hay una cola de gente que pincharía sin cobrar o incluso pagando, que también sucede, aunque parezca increíble. Si en este sector hubiera un sindicato al viejo estilo mucha gente acabaría en el Manzanares con las piernas rotas por joder a un autentico profesional, que a lo mejor no puede dar de comer a su familia porque otro está dispuesto a meter su pen-drive gratis, ya que en realidad se gana la vidilla poniendo ladrillos de lunes a viernes. Por suerte, nunca he tenido que formar parte de ese circo, pero me da mucha pena ver a amigos con unas cualidades increíbles, gente que ha gastado miles de euros durante toda su vida en comprar discos de vinilo y es de lo mejor de Europa, y que no puede vivir de su talento porque este tipo de personajes destruyen todas las posibilidades.

Para publicar “Elektro Domésticos 2” creaste un nuevo sello, Fundamental Records, en el que los discos se tratan casi como objetos artísticos. ¿Es  mejor cultivar un pequeño reducto de aficionados, y premiarlos con ese tipo de discos que apetece tener en casa, o es que no existe un público más amplio? Mi experiencia me dice que todo es posible, que hay muchas maneras de montar tu propio sello y llegar a un tipo de público determinado. Hay personas que presumen de tener un sello, pero la realidad es que tiran de Soundcloud, se meten en un par de foros a ver por dónde anda la cosa, le comen la polla de algún artista de moda y piden a la distribuidora que le fabriquen los discos, porque ni siquiera son capaces de sacar adelante su proyecto con su propia pasta. Por ese trabajo, la distribuidora les dará un par de eurillos por copia, en el mejor de los casos, y ellos estarán encantados de ser súper underground, cuando en realidad su trabajo es ser un empleado sin sueldo de la distribuidora. Esto es muy habitual, y no sólo en España.

Fundamental Records es algo diferente por completo. Editamos entre trescientas y quinientas copias de cada uno de nuestros proyectos, y de esas copias más de dos terceras partes se venden directamente al cliente final. El resto las mandamos a Rotor en España y fuera a Bleep y algunas distribuidoras más que de verdad entienden nuestro proyecto y lo tratan de forma especial. Y en ningún caso dejamos que nos marquen el precio, somos nosotros los que dictamos los precios de nuestros discos. Y, ojo, lo hacemos todo, absolutamente todo, en casa. Que es nuestra casa, pero también la oficina, el estudio de fotografía, de serigrafía, de producción y de mastering. Y si llevamos casi diez años cultivando un público que nos apoya es porque hacemos las cosas con el corazón, porque amamos esta música con cada célula de nuestro cuerpo y entendemos en profundidad lo que estamos haciendo. No somos unos oportunistas, llevamos en esto desde que éramos unos críos y lo seguiremos haciendo hasta que nos entierren. Y la gente entiende la diferencia, sobre todo fuera de España, que es donde vendemos el noventa y cinco por ciento de nuestros discos. Eso sí, los que te apoyan aquí van a muerte, entienden tu proyecto y lo defienden. A mí me encanta quedar con ellos; a los de Madrid no les mando los discos, quedo con ellos y se los doy en mano, tomamos una cerveza, hablamos de música… Es algo que cultivo, porque me encanta ese momento.

O sea, que Fundamental Records es cualquier cosa menos un hobby. Para nosotros es un proyecto de vida. En estos años hemos publicado más de ochenta vinilos, temas de más de ochenta artistas diferentes, como Aphex Twin, Gerald Donald, DMX Krew, Cylob, Aux 88, The Hacker, D’arcangelo, Helena Hauff o The Exaltics. ¿Cuántos sellos en Europa o en el mundo pueden decir eso?

No tratamos de cultivar un pequeño grupo de aficionados al electro, sino que intentamos poner cada detalle de nuestras referencias al mismo nivel que la música que nos mandan los artistas, que siempre está entre lo mejor que han hecho ellos. Y en contrapartida, mucha gente nos cuida a nosotros, apoya nuestro proyecto, nos escribe, nos felicita y nos anima a seguir por el mismo camino. Es complicado expresar con palabras la energía tan grande que algo así nos transmite, sobre todo porque los que compran nuestros discos no son aficionados, sino gente que conoce y sabe de música electrónica. Gente que la entiende profundamente y la disfruta sin prejuicios. Porque Fundamental Records es un sello de electro, es cierto, pero con una visión muy amplia del electro.

En ese sentido, me parece interesante que tratéis cada referencia como un concepto, en el que la música y el artwork van de la mano. ¿Cómo abordáis la creación de cada referencia? ¿Elaboráis el concepto visual a partir de la música o lo gestionáis todo al mismo tiempo Uno de los secretos es que no tenemos una lista de lanzamientos, no trabajamos de esa manera. Por supuesto, recibimos muchos trabajos, tantos que resulta imposible escucharlos todos. Pero nos gusta más dejar que los artistas con los que trabajamos sepan que estamos ahí, preparados, dispuestos a que si nos mandan algo realmente emocionante y excepcional, será editado en unas pocas semanas. Personalmente, odio tener que esperar meses o años para que algún trabajo vea la luz, así que no puedo hacer eso mismo a otro artista. Por eso no tenemos lista de lanzamientos: escuchamos algo, nos enamoramos y lo sacamos lo antes posible.

En cuanto al proceso, como te decía antes, se hace por completo en casa. Cuando recibimos algún trabajo y percibimos algo especial en él hablamos con el artista. Y una vez que nos manda los temas los escuchamos. En el estudio, pero también en el coche, en casa, hacemos que convivan con nosotros como uno más de la familia: es muy frecuente que acabemos bailando mis dos hijas, mi mujer y yo por toda la casa. Llega un momento en que entiendo esa música como si fuera mía, y entonces me meto en el estudio y comienzo el proceso de masterización, que es algo que me encanta. Sólo editamos vinilos y el mastering está pensado para el corte y el planchado. Tienes que conocer bien el proceso físico de la fabricación en vinilo para que un disco suene lo mejor posible, y eso es lo que tratamos en cada uno de nuestros proyectos.

¿Y cómo se desarrolla el artwork? Una vez terminada la masterización pasamos al diseño, y durante ese periodo sólo escucho los temas que formarán parte del disco, nada más. El artwork se hace para convertir cada disco en un objeto único. Por ejemplo, hace algunos años desarrollamos un packaging especial en plexiglass con unos tornillos de fibra, y añadimos un papel translucens italiano, que va impreso pero deja pasar la luz para que puedas ver el vinilo a través de propio papel y el plexiglass. Hay quien cree que este envoltorio es solo un ejercicio estético, pero no es así. Creamos esta “funda” con el objetivo de dificultar el momento de sacar los vinilos. No nos gusta pensar que alguien pueda comprar nuestros discos y mientras calienta la pizza en el microondas está escuchando ese álbum como si fuera música de fondo… Al realizar este tipo de packaging pretendemos que te sientes en tu sofá y que lo abras con cuidado, retirando cada tornillo con tranquilidad, que disfrutes de ese momento y que cuando pongas la aguja en el disco puedas seguir disfrutando, no solo de la música, sino de lo que tienes entre las manos.

Quizás la mayor expresión de esta idea lo constituyen las cajas «Time capsule». ¿Cómo es la realización de un proyecto tan ambicioso?  Hace un par de años, uno de los artistas que forma parte del proyecto Time Capsule (aka 808 Box) me preguntó si era realmente consciente de lo que estaba haciendo, y me recordó algo que había sido un referente fundamental en el electro, pero que yo no había llegado a relacionar hasta ese momento. Se refería a unos recopilatorios clásicos de electro llamados Street Sounds Electro, de los que se llegaron a editar diez volúmenes y algunas partes adicionales en los ochenta. Me dijo que la 808 Box era algo similar en intenciones, pero con música electro actual, y que en vez de sacar una colección de diez discos, con el tiempo serían muchos más. Y así ha sido, a pesar de que no lo estamos haciendo en 1983, cuando se vendían miles y miles de copias en vinilo. Lo hacemos ahora, cuando vender trescientas copias ya es un éxito. ¡Y eso que del primer volumen editamos menos de cien copias!

¿Entonces, el título hace referencia a que cada caja representa un «aquí y ahora» del electro en el momento de su publicación? Cada año editamos una caja de madera con unos diez discos de vinilo, añadimos algunos extras como slip-mats, posters o discos de siete pulgadas y tratamos de realizar una fotografía de la escena electro a nivel mundial, con más de sesenta artistas o proyectos diferentes, lo mejor de lo mejor. No hay nada parecido a esto, ni siquiera aquellos Street Sounds Electro, porque aquí llevamos ya casi cincuenta discos editados, casi trescientos temas de artistas de cada rincón del mundo, en sólo cinco años. Es un proyecto del que estamos muy orgullosos, y que espero que resulte inspirador para las generaciones futuras.

Este año hemos ideado un nuevo proyecto paralelo a Fundamental Records, un nuevo sello se podría decir, que incluye doce discos en vinilo y que tiene como objetivo dar protagonismo a la música por encima de los nombres. Es un proyecto complejo, un experimento en el que participan seis artistas diferentes, cada uno con dos discos. Y la idea es que no sepamos nada de ellos y eso te da una cierta libertad a la hora de escuchar la música sin prejuicios. Desgraciadamente, los nombres de los músicos son los que se usan para vender discos, no su música. Es complejo y largo de explicar, pero invito a que investigues en la web que hemos creado: www.musicfortheotherpeopleplace.com

Para terminar, en los últimos tiempos has publicado poco material propio, más o menos un maxi por año, todos ellos muy cuidados tanto a nivel de sonido como de concepto. ¿Cómo enfrentas la producción? ¿Vas grabando temas todo el tiempo y seleccionas los mejores, o trabajas cada referencia como un proyecto diferente?Fundamental Records es un proyecto underground, con unos recursos muy limitados, en el que todo el trabajo se realiza por dos personas. No sólo diseñamos todo, sino que cada carpeta se serigrafía en nuestro propio estudio, se corta, se dobla y se pega a mano. Hacemos la masterización y también las fotos de cada proyecto, hacemos nuestra propia promoción y vamos hasta la oficina de Correos a mandar los discos a todas partes del mundo. Esta es la diferencia entre un sello underground real y el personaje que cree que tiene un sello, pero en realidad trabaja para una distribuidora, vendiendo su tiempo a un euro el disco.

Como puedes imaginar, todo esto deja poco tiempo para mis proyectos personales, aunque no me quejo. No he podido enfrentarme a un álbum completo desde hace algún tiempo, pero he podido editar varios trabajos en estos años y algunas remezclas. Por supuesto, estoy todo el día en el estudio y eso significa que mis máquinas están encendidas muchas horas a la semana.

En cuanto al proceso que sigo, utilizo sintetizadores y cajas de ritmo analógicas, pero también digitales y plugins, no me gusta limitarme en ese sentido. No dejo pasar un solo día sin crear algo, aunque sean sonidos o bocetos, y también hago muchas masterizaciones para otros sellos, que es algo que me apasiona. Pero cuando decido que quiero hacer algo de verdad, a fondo, me gusta enfocarme en ese proyecto y empezar de cero. Mi último EP, para el sello inglés CPU, surgió tras una sentada de una semana; mi tema favorito lo hice en unos minutos y me encanta. Pero ahora siento que llega el tiempo de encerrarme, de olvidarme de todo y empezar un nuevo álbum. Es algo que me apetece mucho y que con un poco de suerte podré hacer este verano. Crucemos los dedos.

soundcloud.com/alekstark

Entrevista: Vidal Romero

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