Teniendo en cuenta que atravesamos una época convulsa, en la que el modelo clásico de los festivales de música y su misma existencia están en el centro del debate, reconforta saber que existe gente capaz de mantenerse al margen de la polémica. Gente que prefiere abordar la situación desde un punto de vista novedoso, en el que la calidad de la música prima sobre la cantidad, y en el que todos los detalles se cuidan con esmero. Gente como la que organiza Convenanza, un festival de dos días con base en el sur de Francia, en el que Andrew Weatherall ayuda a diseñar el cartel, y que funciona como un delicioso capricho ácido, al margen de fórmulas y modas.
¿Existen demasiados festivales? ¿Son demasiado parecidos entre sí? ¿Constituyen, quizás, un reflejo de la mercantilización tóxica a la que está sometida la música? ¿Son algo más que un escaparate para marcas y patrocinadores? Todas estas cuestiones, habituales cuando se escribe sobre cualquier festival de música europeo, carecen de sentido en el caso de Convenanza, un evento que parece diseñado en contra de las convenciones y (casi) del sentido común. Para empezar, hablamos de un festival que anima a sus asistentes a dejar de un lado la música y disfrutar del entorno en el que se encuentran. El sur de Francia es abundante en arquitectura de todas las épocas, paisajes espectaculares y, sobre todo, restaurantes de altísima calidad: de hecho, el programa oficial del festival incluye sugerencias de varios tipos en este sentido, en el que se incluyen los locales favoritos de los propios organizadores. En ese sentido, Convenanza parece buscar un modelo más cercano al del campamento de verano, en el que la música funciona como una actividad más dentro de un programa generoso en experiencias.
En segundo lugar, está la elección del espacio. Durante las últimas ediciones, Convenanza se había celebrado en el patio del castillo de Carcasona; un recinto medieval, perfectamente iluminado y sonorizado, que añadía al festival una decorado mágico y de tintes esotéricos. Pero también un lugar de dimensiones controladas y aforo reducido, que ayudaba a construir una atmósfera de familiaridad inédita en este tipo de eventos. Sean Johnston, que ha estado en todas las ediciones del festival, y que incluso ha pinchado allí como miembro de A Love From Outer Space, lo definió en estas mismas páginas como “un reencuentro con los amigos en un entorno sacado de un sueño. Varios días en los que se come y se bebe bien, y encima se puede ver buena música”. Para la edición de 2017, el festival se ha mudado a la cercana ciudad de Séte, donde ocupará un anfiteatro romano situado al borde del mar, el Théâtre De La Mer. La magia, en fin, sigue estando asegurada.
La música también está diseñada desde criterios inusuales. Básicamente, los que marca el barbudo Andrew Weatherall, que cada año convoca una selección de viejos amigos y de bandas jóvenes a las que se siente cercano en espíritu (o que, maldita sea, desea ver en buenas condiciones). Y es que, lejos de amontonar un listado inabarcable de nombres en multitud de escenarios, Convenanza prefiere reducir su cartel a un puñado de artistas. Artistas que, eso sí, disponen de las mejores condiciones posibles y de todo el tiempo del mundo para desarrollar sus conciertos o sesiones. Nada de sets de una hora y de pases de treinta minutos: aquí se viene a darlo todo. Entre los artistas seleccionados para la edición de 2017 destaca Fontän, una banda sueca de rock psicodélico, con una capacidad extraordinaria para la creación de atmósferas electrificadas y de ritmos cargados de groove. Después de ocho años de inactividad han regresado a la vida con un álbum de título homónimo, publicado en primavera por Höga Nord, que está repleto de bajos gruesos y de cabalgadas espaciales. Los que han podido verlos en directo (algo que es, por desgracia, poco habitual fuera de su país) hablan maravillas. Y desde luego, disponen de materia prima suficiente como para incendiar el escenario.
Junto a ellos se presentará también en directo Autarkic. Los seguidores de OCIMAG ya conocerán a este joven israelí, al que entrevistamos en la revista hace unos meses porque ha publicado uno de los discos más interesantes de la temporada: un I Love You Go Away (Disco Halal, 2017) que describe el derrumbe emocional y la acumulación de sentimientos que se producen tras una ruptura de pareja. Una historia confesional, que late a ritmo de house, new wave, pop ácido y sonidos orientales sin solución de continuidad.
Baris K, un viejo conocido de los mercadillos y tiendas de segunda mano de Estambul, añadirá también acentos exóticos a la cita, mediante una de sus particulares sesiones. Sesiones en las que se mezclan psicodelia turca de los años setenta, cosmic disco, oscuros proyectos de hip hop, sacados de los barrios más peligrosos de su ciudad, y generosas raciones de folklore oriental, todo ello ensamblado con una técnica asombrosa.
Mucho más espaciales y marcianos, los escoceses Happy Meals trasladarán al escenario la música ultraterrena y altamente psicodélica que se esconde en su segundo álbum, Full Ashram Devotional Ceremony (Volumes IV-VI) (So Low/Optimo, 2017), una colección de viñetas a medio camino entre el raga meditativo y la excursión interplanetaria, que estalla en fogonazos de alta intensidad.
También escoceses, también habituales en el catálogo de Optimo Records, The Junto Club son conocidos por facturar una música de baile tan difícil de clasificar como adictiva. Ritmos extravagantes, melodías marcianas, texturas sintéticas que en otros casos se tacharían de cursis o pedantes, conforman en sus manos un cóctel de octanaje muy elevado, capaz de hacer temblar los muros del anfiteatro milenario.
Y por supuesto, el mismo Andrew Weatherall ejercerá como maestro de ceremonias, actuando por partida doble. Por un lado, presentará su nuevo disco en solitario, Qualia (Höga Nord, 2017), en el que recupera ese house humeante, repleto de ritmos rotos y de loops que se entretejen en una telaraña de sonido, que tanta fama le dio en la década de los noventa. Y por otro lado, convocará a su fiel amigo Sean Johnston, para una de las impagables sesiones de A Love From Outer Space, ese proyecto que defiende la música de baile cocinada a bajas revoluciones, y que mezcla sin reparos temas disco de los setenta con descargas ácidas de los noventa, psicodelia alucinada y techno hipnótico de anteayer. Los que asistieron a su sesión del año pasado salieron del recinto flotando varios palmos por encima del suelo, y nada hace pensar que en esta ocasión vaya ser diferente.
Para todos aquellos que queráis ir al festival cómodamente y disfrutar además del viaje, podéis hacerlo con la línea de alta velocidad RENFE-SNCF con varias salidas al día desde Barcelona, os plantaréis en Sete en sólo 3 horas. Para llegar, tenéis que coger un primer tren de alta velocidad hasta Montpellier, y allí coger otro tren regional que en apenas 14 minutos te deja en la playa de Sete. Consulta los horarios de ida y vuelta a Montpellier de la línea RENFE-SNCF en www.renfe-sncf.com
CONVENANZA 2017
22 y 23 de septiembre de 2017
Theatre de Le Mer en Sete, Sète, Francia
Comprar entradas.
www.convenanzafestival.com
Billetes en tren de alta velocidad RENFE-SNCF
Barcelona – Montpellier – Sète
www.renfe-sncf.com
Texto: Vidal Romero
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