Hasta las arterias se tornan negras viendo la espectacular, enrevesada e irreverente película “El Faro” (“The Lighthouse”, Universal Pictures). Esta obra para la gran pantalla dirigida por Robert Eggers –culpable otra joya de gran factura, “La Bruja”, en 2015- e interpretada soberbiamente por la dupla formada por Willem Dafoe y Robert Pattinson, es una oda al terror psicológico asalvajado.
Una cinta maestra –nos encaje más o menos su guión- de una fuerza costumbrista asombrosa. Una experiencia alucinatoria. Pocas veces he visto como algo tan poderoso, visceral, hermoso y visual se ha codeado con momentos muy soeces sin perder el ritmo dramático.
Un escenario nada nuevo, sí prometedor
El título de la película, es obvio y revelador. La trama y el delirio suceden en un marco tan único como muchas veces recurrido en la literatura y en la industria del cine. Un faro, ese mismo enclave que siempre rezuma a vida complicada y añeja. Un punto de referencia muy visual que ya hemos podido descubrir recientemente en películas como “The Vanishing (Keepers)” (2018) o “La piel fría” (2017).
Que también en “La luz del fin del mundo” (de 1971, basada en una novela de Julio Verne y con el recientemente fallecido Kirk Douglas), “La torre del diablo” (1972), “The Phantom Light”(1935) o “Lighthouse” (1999). Ei incluso lo importante que ha sido para la resolución de títulos como “Shutter Island”(2010) o “En la oscuridad” (2003).
Sí, es un sitio perfecto para desarrollar thrillers con tendencia a lo desventurado. A las inclemencias y lo misterioso. Si además ese ‘decorado’ se confabula con la hermosa fibra del blanco y negro, una pantalla que nos encierra dentro de un ratio de 1:19:1, un áspero entorno de finales del Siglo XIX y las muchas dudas que un par de personajes aislados en la remota Nueva Inglaterra nos van dejando caer… ese escenario, mejor dicho, esa tormenta que nos irá quedando será, la perfecta.
Un espejo gótico donde se reflejan los límites humanos
Vamos sumando piezas, y todo nos encaja en esta pieza de orfebrería. Al menos a nivel regusto visual, interpretativo y técnico. Otro caso distinto es lo que nos generemos cada uno en nuestras cabezas para resolver ese guión de doble rasero. Del que mi intención es contaros lo menos posible. Necesito que veáis “El Faro”. Está basado en un relato inacabado de Edgar Alan Poe de principio del siglo pasado.
La película es fiel en muchos aspectos. Lo cual es magnífico, pues Poe es y será siempre un gran genio de la narrativa de terror. Tanto él como Eggers lo hacen en este caso guardándose en todo momento un as en la manga: la pasión por el misterio.
El relato aquí es un puro thriller gótico y costumbrista. Uno donde además de sitiar a los personajes (al espectador también, más aún según avanza el metraje) los estruja tanto mental como físicamente. Repito, las interpretaciones son soberbias.
Permitidme decir que Dafoe está en su máximo esplendor. Pocos personajes se han necesitado para hacer grande esta historia ¡encima se llaman igual!. Thomas, para más inri, otra razón por la que tras vista, y teniendo en cuenta sus edades, generaciones, deformidades, dejan a uno meditando… o delirando alrededor de ellos y esa ‘luz misteriosa’. Es mi caso.
En definitiva, toca disfrutar de una apuesta técnica deslumbrante y singular. Y de ambientes y momentos tan radicales como fascinantes. Ay, esa gaviota… Con intermitencias, eso sí, no le dé un jamacuco a más de uno.
Un film tan difícil como inolvidable
Incluso entrañable. Desde que empecé no he parado de sumar razones. Eso que no se trata de un trabajo ideal para todos los públicos. Ni mucho menos de la típica película palomitera.
La crueldad, el humor soez, la poesía de esta cinta que nos irá deshumanizando al mismo paso que sus personajes, es más bien una isla sombría para los locos que creían ser cuerdos ¿los polos (aparentemente) opuestos siempre se atraen de esta manera? Vale, para ‘locuerdos’ y para los amantes del Séptimo Arte con mayúsculas.
El formato, como ya os decía, se basa en un ratio inédito hace años. Más bien basado en el cine mudo –leí incluso que se usaron lentes de 1912 y de los años 30- que en las nuevas tecnologías digitales. Desde luego el lienzo artístico perfecto para lograr todas estas atmósferas costumbristas e inquietantes.
Solo un ‘pero’ le pondría a esta película. Me hubiese encantado más de una vez en el cine tener el poder de pausar el tiempo, para degustar durante minutos más de un plano quieto. Verdaderos cuadros gigantes expuestos en un museo.
Un camino sembrado de reconocimiento y premios
Este campo de minas entre dos compañeros que acaba como el Rosario de la Aurora pero en medio de ese fiero islote donde se encuentra este faro, ganó en la última edición de Cannes el premio FIPRESCI de la crítica a la mejor película.
La película El Faro también ganó en el la Sociedad Americana de Cinematógrafos, el del jurado en el Deauville Festival, o un Independent Spirit Award. Así como infinitas nominaciones, entre ellas en los festivales de cine de Toronto o Estocolmo, y como no, a los Oscars (como Mejor Fotografía). Todo, merecido.
Película: El Faro
Director: Robert Eggers
Reparto: Willem Dafoe, Robert Pattinson
Fecha de estreno: enero 2020
Texto: Bruno Garca
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