El agua es fuente de vida, fluidez y transformación. Inspirándose en estos conceptos, la estudiante del programa en Interior Design del IED Barcelona, Chloe Bou Chabake, ha dado forma a «Every Drop Counts», un proyecto especulativo que reinterpreta el uso del recinto de la antigua fábrica Fabra i Coats, en el barrio de Sant Andreu de Barcelona. Con una propuesta que combina arquitectura, sostenibilidad y arte, la diseñadora de interiores ha creado una residencia de artistas donde la luz y la transparencia se convierten en protagonistas absolutas.
«Every Drop Counts»: un espacio con doble función que fomenta la conexión
El diseño de «Every Drop Counts» se divide en dos zonas claramente diferenciadas: una parte privada y otra pública. La zona privada, pensada para los artistas residentes, está resguardada por muros de cemento que garantizan la intimidad y el recogimiento necesarios para la creación artística. En contraste, el área pública se abre al entorno con separadores de ladrillos de cristal, un material sostenible y reciclable que no solo ofrece transparencia sino que también proporciona aislamiento acústico. Esta dualidad no solo responde a necesidades funcionales, sino que simboliza la relación entre el artista y el mundo exterior: un juego de barreras y aperturas que permite la conexión sin perder la individualidad.
El agua como concepto y recurso
La crisis hídrica en Barcelona ha sido un punto de reflexión clave en la concepción del proyecto. Chloe Bou Chabake utiliza el agua no sólo como inspiración estética, sino también como elemento funcional dentro del espacio. La residencia está diseñada para captar y reciclar agua de manera inteligente, integrándola en las instalaciones de una forma innovadora y simbólica.
Dos salas de exposición destacan dentro del proyecto. La primera es un ecosistema en sí mismo: una selva tropical en la que una instalación capta y recolecta agua entre las ramas de los árboles, subrayando la importancia de la conservación de este recurso natural. La segunda, llamada «The Yellow Room», es una inmersión sensorial donde los ladrillos de vidrio amarillo y una iluminación monocromática generan una atmósfera envolvente. Aquí, estanques poco profundos reciben agua que cae desde un falso techo estratégicamente diseñado para ocultar los tanques de reciclaje de agua gris. Este sistema permite reutilizar el agua usada dentro de la residencia, reforzando así la idea de sostenibilidad en el proyecto.
Un juego de luz y percepción
Más allá de su funcionalidad, «Every Drop Counts» es un espectáculo visual en sí mismo. Chloe Bou Chabake ha maximizado las aperturas en el espacio, permitiendo que la luz natural fluya de manera libre creando un juego dinámico de reflejos y sombras. Dependiendo de la hora del día y del movimiento de los ocupantes, el ambiente cambia constantemente, generando una experiencia única e irrepetible. Este efecto, además de potenciar la belleza del lugar, refuerza la conexión emocional entre las personas y su entorno.
Pensando en la comodidad de los artistas residentes, la diseñadora ha incluido un taller equipado con grandes mesas de trabajo y espacios de almacenamiento. Este entorno, perfectamente integrado en la filosofía del proyecto, fomenta la experimentación y el desarrollo artístico en un ambiente que respira creatividad e innovación.
«Every Drop Counts», un proyecto con identidad propia de Chloe Bou Chabake
La trayectoria de Chloe Bou Chabake se ve reflejada en cada rincón de esta residencia. Nacida en el Líbano y con una formación en instalaciones conceptuales en Berlín, la diseñadora ha desarrollado un lenguaje propio en el que la luz y la transparencia juegan un papel fundamental. Su pasión por la fotografía también se integra en el diseño, convirtiendo cada espacio en una posible instantánea, donde los efectos de luz y agua crean composiciones efímeras y poéticas.
Con «Every Drop Counts», Chloe Bou Chabake no solo ha creado una residencia para artistas, sino un manifiesto arquitectónico que, al igual que otros proyectos de estudiantes del IED Barcelona, nos invita a reflexionar sobre la relación entre el arte, el agua y la luz. Un espacio que, como el agua misma, se transforma y se adapta, recordándonos la importancia de cada gota y de cada rayo de luz en nuestras vidas.
Texto: Rosario Muñoz
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