Qué puntazo hubiese sido que en la sinopsis de Fresh no soltasen tanta pista. Corta de raíz algunos de sus giros. Por otro lado voy a tener la conciencia más limpia si se me escapa algún chivatazo del estilo. El final, eso sí, no lo vais a saber y mejor la veis una nochecilla de estas… después de follar y cenar.
Afrontamos casi dos horas de película que en pocas palabras es como una versión actualizada de un thriller de terror muy apto para los amantes del ‘mercado de la carne’ y los flirteos enfermizos como hilos conductores. Mimi Cave –como directora- y Lauryn Kahn –en el guión- comandan este intrigante desafío de título Fresh.
Del flechazo a la confusión de Noa
Es imposible hablar de este filme sin desvelar varias situaciones. Pillo el cuchillo que mejor trincha y os pongo en situación de lo que es imprescindible saber.
De momento no resultaría un spoiler deciros que tomaremos buena nota de lo ineficaces que pueden resultar también las apps de citas para encontrar el mejor partido. Y como la vieja escuela dar un paso adelante y puede triunfar, aunque nadie dijo que fuese perfecta. De palos y repentinos ‘meet-cute’ que a la larga salen rana se arma la vida de uno.
En “Fresh”, su directora Mimi Cave (no se me pase, se trata de su primer largometraje tras petarlo en cortos como “Vessel” o videoclips de corte analógico y psicodélico para artistas como Danny Brown) nos cuenta el desafío y ejercicio de resistencia de una joven preciosa pero desafortunada en eso de ligar.
Ella es Noa (Daisy Edgar-Jones) quien tras conocer súbitamente en un supermercado al apuesto y en un principio soltero de oro Steve (Sebastian Stan, quien te sonará por ser “Bucky”, ex soldado mejorado de la factoría de ficción Marvel) se encontrará inmersa en una auténtica pelotera tras irse con él a una llamativa y aislada casa.
Fresh, el ‘chopped’ ya no es lo que era
Hay como apuntaba desvíos –más o menos esperables, pero bajo la dirección de Mimi resultan acertados- dramatismo e incomodidad que hasta podría tildarse de semi-gore. Permitidme que eso del amor lo aparque para otra ocasión, aquí y ahora, el ‘mercado de la carne’ en su máxima expresión y saltando por encima cual cabra loca aquella que empecé a escuchar en los ochenta cuando hablábamos solo del ligoteo puro y duro en las discotecas.
El liante de turno de Fresh
Todos nos acordaremos siempre del macabro pero sofisticado e intelectual Hannibal Lecter, a su vez inspirado en un cirujano y asesino en serie de Monterrey. Pues bien, en esta peli le ha salido una especie de admirador – de aspecto tirando al Patrick Bateman de “American Psycho»- con quien compartir varias similitudes. Que no todas por supuesto. Pero al fin y al cabo lo privativo, culinario y los negocios están de por medio.
En esta ocasión, el ‘maquinador’ es más depravado si cabe que el Dr. Lecter. Más cercano por apariencia y técnicas al segundo, Christian Bale. La mentira seductora, la crueldad, la codicia, la degeneración, el vicio y, vaya, las nuevas herramientas tecnológicas que abarcar más allá del barrio –darknet y aplicaciones anónimas que se escapan a los canales y controles habituales- tendrán bastante que ver en el devenir de este largometraje.
Da más pavor pensar en la posible depravación de algunas personas ricachonas y con poder de la vida real –ahora de sopetón me vienen a la cabeza una de las teorías sobre las niñas de Alcàsser- que lo explícito de algunas imágenes de la misma peli.
Sobrevivir o no, a través del caos
Si bien el personaje de Steve queda claro pronto, el que más apasiona según transcurren los minutos es el de Noa. Cómo va saliendo a relucir su carisma y desarrolla la autoestima es clave.
De hecho en este largo el papel de las mujeres es capital. Sumo aquí y ahora el rol también de Mollie (Jojo T. Gibbs). Penny (Andrea Bang) y Ann (Charlotte Le Bon). Ellas no solo están para ‘llevar vestidos’ –esto recordando una frase del principio- sino para luchar por el equilibrio, sobrevivir o no, a través del caos.
En este trabajo cinematográfico se tira mucho de ironía. Un filme que lo mismo puedes tomar a la ligera -incluso tiene su toque anti-comedia romántica- o no, como es mi caso. La guionista Lauryn Kahn lo borda encauzando una trama tan sombría, como enérgica y despiadada ¿y con potencial de volverse real? Solo hay que ver los telediarios y recordar personajes como Jeffrey Lionel Dahmer, apodado ‘El Caníbal de Milwaukee’, Eduard Seleznev o más certero aún para esta ocasión, Issei Sagawa, criminal japonés culpable de asesinato y canibalismo cometido contra su compañera de universidad, la estudiante Renée Hartevelt.
En definitiva, “Fresh” como película no llega a ser slasher, pero tampoco es cómoda. Trata de anhelos, de depravados machistas y ególatras a los que pararles los pies. Una cinta que, a la vez que intensa, tragicómica y moralizante, puede resultar un enredo con su dosis de especulación y burla.
Texto: Bruno Garca
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