Guido Charosky, capacidad híbrida de pensar de forma creativa y analítica.

julio 30, 2019

Los nuevos innovadores piensan de forma creativa y analítica, tienen conocimientos específicos y la capacidad de entender, empatizar y colaborar con otras áreas. Innovar o morir. Esta es la máxima del mercado actual, un escenario donde la fuerte competitividad exige la diferenciación a nivel de producto-servicio, marketing, modelo de negocio o canal. La innovación es la clave, pero ¿qué habilidades necesitan los profesionales para implementarla? Hablamos con Guido Charosky, cofundador de Drop-Innovation, consultoría de innovación, y coordinador del Master en Diseño Estratégico, Innovación y Emprendimiento del IED Barcelona Escuela Superior de Diseño, sobre qué es innovar y cómo se innova en el sector empresarial, qué competencias profesionales se deben entrenar y cuál es el papel de la creatividad en este proceso.

La innovación se ha convertido en un proceso imprescindible en la actualidad para el crecimiento de una empresa. ¿En qué consiste exactamente?

De manera muy resumida, innovar es crear valor. Para ello, es fundamental contemplar el proceso desde tres perspectivas. Negocio: ¿es sostenible/rentable como modelo de negocio? Tecnología: ¿es factible? Y Personas: ¿resuelve una necesidad real?

Guido Charosky, eres el coordinador del Master en Diseño Estratégico, Innovación y Emprendimiento del IED Barcelona. ¿En qué consiste la gestión estratégica de la innovación?

La innovación debería entenderse como parte vertebradora del proceso de creación de valor de cualquier empresa, no como un paso del proceso. Gestionar esto de forma estratégica implica dedicar recursos y habilitar el espacio y la cultura para la experimentación. Para innovar se han de asumir riesgos, pero hay procesos y metodologías que permiten minimizarlos, prototipando y validando soluciones antes de lanzarlas al mercado.

Creatividad analítica

La puesta en marcha de los nuevos procesos de innovación requiere un profesional especializado. Guido Charosky, ¿cómo es ese nuevo perfil?

Lo describiría como perfil tipo T. Cuenta con formación profunda en alguna área específica (diseño, negocios ingeniería, marketing), lo que sería la línea vertical de la T, pero también con la capacidad de entender, empatizar y colaborar con otros perfiles o áreas de la impresa o negocio, que sería la línea horizontal de la T. Esta capacidad híbrida de pensar de forma creativa y analítica, entender los requerimientos de negocio y las necesidades de los usuarios, detectar oportunidades, conceptualizar soluciones, asumir el riesgo y sentirse cómodo con la incertidumbre son algunas de las competencias clave de este nuevo perfil de profesionales.

El World Economic Forum sitúa la creatividad como la tercera habilidad más demandada en el mercado de trabajo de 2020. ¿Qué supone tener esta habilidad? ¿Cómo se trabaja? ¿Cómo se relaciona con la innovación?

La creatividad es un aspecto clave de la innovación. Es necesaria no solo a la hora de idear soluciones. La imagen típica de brainstorming y los pósits en las paredes es solo una parte pequeña de todo el proceso. Además, la creatividad no es algo exclusivo del diseño o el marketing. Todos podemos ser creativos y, cuando se trabaja de forma multidisciplinar, la calidad de esas ideas es mucho mayor y tiene muchas más posibilidades de tener éxito a la hora de la implementación.

Desarrollar, implementar y gestionar la innovación

¿Cuáles son las herramientas que proporcionáis a los alumnos del máster del IED Barcelona?

Formamos profesionales capaces de identificar oportunidades de negocio, detectar necesidades de usuarios, idear y conceptualizar soluciones disrupivas, prototiparlas y validarlas para lanzarlas al mercado. Puede ser creando una startup o dentro de una compañía existente y creando un nuevo producto, servicio o unidad de negocio. A través de metodologías y herramientas como Design Thinking, Lean Startup, modelos de negocio, etnografía, diseño de servicios e innovación de producto damos a los estudiantes la preparación para desarrollar, implementar y gestionar la innovación.

¿Y algunos de los proyectos se han hecho realidad?

Tenemos varios casos de startups y proyectos exitosos creados a partir del máster como proyecto final. Por ejemplo, la startup social Mboja’o, que recoge comida en buen estado retirada de restaurantes, hoteles y supermercados y la hace llegar a personas necesitadas. También se han desarrollado nuevos servicios para la Cámara de Comercio de Bogotá, una tienda online que consiguió aumentar sus ventas un 30%, consultoras de innovación… Y alumnos que después del máster han llegado a ser directores de innovación en diversas entidades y empresas.

Construyendo estrategias

¿Cuáles son las características que determinan que una empresa es innovadora?

Primera y principal, tener una visión clara, nítida, para construir la estrategia de manera consistente. Luego, entender la innovación como un medio y no como un fin, haciéndola parte de todos los procesos, rompiendo las separaciones entre los diferentes departamentos, trabajando de manera colaborativa, poniendo al cliente/usuario en el centro de todo lo que se hace, cocreando con usuarios, proveedores y clientes; creando una cultura que permita la experimentación y el error, asumiendo riesgos de manera controlada, pero aceptando cierto nivel de incertidumbre. La clave de la innovación está en la ejecución. No se trata de la idea o la tecnología, si no de cómo se lleva al mercado.

Para terminar, ¿Guido Charosky se atreve a pronosticar cómo será la empresa del futuro?

Difícil, pero lo vamos a intentar. Creo que será abierta, permeable y flexible, que colaborará con otras empresas para desarrollar y crear valor conjuntamente. Será muy consciente de las necesidades reales de sus clientes, responsable socialmente y con el medio ambiente. También será más ágil y con un gran conocimiento basado en datos. Respecto a los trabajadores o colaboradores, la empresa del futuro será más flexible y más horizontal, dará más autonomía y evitará burocracias que ralenticen la innovación.