A pesar de su nombre, el ICÓNICA Santalucía Sevilla Fest funciona más como un ciclo de conciertos que como un festival al uso. Un modelo similar al de citas como Starlite Marbella o las madrileñas Noches del Botánico (con los que, por cierto, comparte artistas en el cartel), en el que se abre el abanico de estilos para abarcar a todo tipo de públicos y los incómodos recintos festivaleros se cambian por cuidados escenarios urbanos: en el caso de Sevilla, nada menos que la Plaza de España, uno de los espacios monumentales más reconocibles de la ciudad. Y si se atiende a las cifras que ha tenido Icónica este año, 214.000 espectadores repartidos en veintiocho conciertos, parece que el modelo funciona.

ICÓNICA Santalucía Sevilla Fest: todos los ingredientes necesarios

Para uno de sus últimos conciertos de esta temporada 2024, el ciclo decidió disfrazarse de festival de bolsillo, y lo hizo con todos los ingredientes necesarios: una banda que le gusta a los conocedores, otra que funciona como inapelable cabeza de cartel y otra de música electrónica para echar el resto bailando.

A los primeros, los neoyorquinos !!! (o cualquier sinónimo percusivo, como Chk Chk Chk), les pasó lo que a muchas bandas pequeñas en los festivales grandes: que el calor de justicia que caía sobre la ciudad le quitó las ganas de acercarse a una gran parte del público. Y es una pena, porque a pesar de que su p-funk hipervitaminado ya no convence tanto como antes (digamos que los buenos tiempos de “Me and Giuliani down by the school yard” o de “One girl/one boy” han quedado atrás hace tiempo), y a pesar de que el sonido no les acompañó demasiado, la energía que transmiten en directo es motivo suficiente para arriesgarse a la insolación.

Cuando ya había caído la noche en ICÓNICA Santalucía Sevilla Fest, Arcade Fire subieron a un escenario en el que los instrumentos estaban dispuestos como si fuera un campo de juegos. Como buenos representantes de la escena independiente de Canadá (dejando de lado las evidentes diferencias de estilo, hay un hilo invisible que los une con bandas como Do Make Say Think o Broken Social Scene), se toman sus espectáculos como si fueran una orquesta del indie.

Una orquesta de apariencia descacharrada y anárquica, en la que los miembros cambian de instrumento y pasean por el escenario, siguiendo una coreografía que intenta aparentar casualidad, pero que en realidad está medida con tiralíneas. Como parte de ese show, y tras poner de aperitivo en los altavoces el “Sound and visión” de su querido David Bowie, el cantante de la banda, Win Butler, comenzó el concierto entre el público, para luego subirse a la fuente que hay en medio de la plaza.

Épica para tiempos revueltos

En esos primeros compases, la banda fue picoteando canciones de sus últimos (y fallidos) discos: “Age of anxiety (II)” fue la única referencia a “We” (2022), y “Creature comfort” una de las dos que sonaron de “Everything now“ (2017), un poco como si quisieran sacudirse de encima la obligación de tocar algo de esos álbumes.

El pulso se aceleró con la llegada de “Reflektor” y “Afterlife”, sacadas de aquella incursión en la pista de baile que fue “Reflektor” (2013): lástima que, a diferencia de las versiones originales, en las que brillaba la pulida producción de James Murphy, aquí apostaran por una épica y un dramatismo un poco exagerados. Una circunstancia que se repitió varias veces a lo largo del concierto, hasta resultar cargante (a cuenta de esto, por cierto, el compañero Paco Camero tuvo el buen tino de decir que, en el fondo, Arcade Fire son “como los U2 de la generación que creció escuchando indie”).

La cosa mejoró bastante con “Neighborhood #1 (tunnels)”, la primera de las canciones que la banda rescató de su primer disco, “Funeral” (2004), cuyo vigésimo aniversario es la excusa para la gira en la que están inmersos. La mitad del concierto, de hecho, se basó en canciones de ese disco o del EP que sacaron justo antes, y hubo momentos de tanta épica como “Rebellion (lies)”, con el público volcado por completo, o “Haïti”, en raro equilibrio entre el himno litúrgico y el lamento sentimental. También hubo lugar para los contratiempos en “Neighborhood #3 (power out)”, que Butler interrumpió de malos modos para echar la bronca a los pobres técnicos de sonido.

ICÓNICA Santalucía

ICÓNICA Santalucía

Tiempos de nostalgia

Como muy bien explica el periodista Toby Manning en su brillante ensayo “Mixing Pop and Politics. A Marxist History of Popular Music”, Arcade Fire fueron de esos grupos que, después del crac económico del 2008, prefirieron refugiarse en la nostalgia antes que afrontar la protesta (algo que comparten, por cierto, con gente como Coldplay o The National).

Esta realidad se palpa de manera particular en “The suburbs”, su oda a las infancias pasadas en la amable seguridad de las ciudades jardín norteamericanas. Y fue precisamente la canción titular, pastoral y recogida, el bálsamo con el que la banda recogió cable después de la espantada de Butler. También de este disco salió un final de tintes apoteósicos, en el que el público coreó “Ready to start” y “Sprawl II (mountains beyond mountains)” a voz en grito, y que terminó con un “Wake up” que se apagó poco a poco, mientras la banda dejaba el escenario y se fundía con el público cantando a capella. El tipo de cosas, desde luego, que son difíciles de ver en un festival de los grandes.

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Viva la rave en ICÓNICA SANTALUCÍA Sevilla Fest

Al igual que Arcade Fire, los ingleses Orbital también venían a celebrar un aniversario: el de su mítico primer disco de 1991 (“el verde”, para los fans), que se ha reeditado de manera lujosa. Y quizás por eso abrieron con “Deeper”, uno de los dos temas de su primer maxi, que se publicó hace ahora treinta y cinco años.

Lejos de regodearse en la nostalgia, sin embargo, dedicaron la primera parte del concierto a rescatar canciones de “Wonky” (2012) y de su disco del año pasado, “Optical delusion”, quizás para recordarnos que ellos no son de entrar en el estudio por inercia. “Where is it going?” y su reconocible sample de Stephen Hawking; “Dirty rat”, con el careto de Jason Williamson (Sleaford Mods) escupiendo a tamaño gigante desde las pantallas; y esa “Home” que hicieron junto a Anna B Savage, fijaron la tensión tan arriba que parecía que todo el escenario podía venirse abajo.

ICÓNICA Santalucía

Y sin embargo, aún era posible llevar las cosas más lejos: “Lush 3”, ya superado el ecuador del concierto, abrió las compuertas para que la plaza se inundara con la magia del segundo disco de la pareja, “el marrón”: sonó “Imapct (the Earth is burning)”, con el añadido de un sample de Greta Thumberg para amplificar su mensaje ecologista; sonó “Remind”, anclado a esos arpegios que recuerdan a chiribitas ácidas; y sobre todo sonó “Halcyon +on +on”, con ese subidón hipnótico que podría extenderse durante toda la noche.

Quizás sobró “Spicy”, ese divertimento montado alrededor de samples de las Spice Girls, que los hermanos Hartnoll acostumbran a tocar últimamente en directo, y que a mí al menos me sacó momentáneamente del concierto. Un desliz que compensaron de sobra con “Belfast” y “Chime”, los dos éxitos inapelables del disco verde, que cerraron por todo lo alto un concierto inapelable. Ya se sabe que Orbital son siempre una apuesta segura e ICÓNICA Santalucía Sevilla Fest, lo sabe.

iconicafest.com

Texto: Vidal Romero
Fotografía: Manu Suá

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