La memoria, o función mnésica, es la capacidad que tienen las personas para convertir en actual algún hecho que ha sucedido con anterioridad. Un mecanismo del cerebro, que nos permite evocar determinados acontecimientos que hemos vivido en el pasado. En el mundo actual, sin embargo, la hiperconexión y la acumulación de estímulos visuales y auditivos ha provocado que se confundan las fronteras de la realidad y la fantasía. Una situación que exige una nueva manera de pensar y una nueva manera de hacer música: la que propone Lee Gamble en su quinto disco, el fascinante Mnestic Pressure (Hyperdub, 2017).
Siempre has dicho que una parte de tu trabajo consistía en implantar “falsos recuerdos” en las cabezas de los oyentes; en esparcir indicios que ellos tendrían que interpretar más tarde. Tu nuevo disco parece expandir esta idea en múltiples direcciones: un flujo continuo de ideas y sonidos que está cambiando todo el tiempo, pero que también esconde una estructura interna. Así que, ¿cuáles eran tus intenciones a la hora de empezar con la producción del disco? Mi intención con “Mnestic pressure” era construir un nuevo tipo de sonido. Algo que no resultara tan distante. Que pareciera más apegado “a la tierra” que mis producciones anteriores (y de hecho, he utilizado un montón de mapas, de dibujos, de sucesos que luego iba uniendo mediante líneas). Esas estructuras me ayudaron a construir el flujo sobre el que se mueve el disco: primero va en una dirección, luego se mueve hacia otro lado, luego vuelve a torcer…
El tema central de Mnestic pressure es una traslación al medio sonoro de los tiempos que estamos viviendo; tiempos que por un lado están dominados por los medios audiovisuales y el bombardeo constante de publicidad, pero por otro tienen un aire entre alienígena e irreal. ¿Cómo se refleja esta dualidad en el disco? Creo que el título ya ofrece pistas en este sentido, pero la verdad es que el disco no intenta ofrecer respuestas literales. Históricamente, el papel de los artistas ha sido el de recrear el mundo que les rodeaba de maneras interesantes y extrañas: piensa por ejemplo en el surrealismo. Pero en la actualidad el mundo se ha convertido en algo tan extraño, paródico y desconocido que ese papel de representación se está volviendo atrás. Y quizás por eso no he seguido una estrategia definida; todo consiste en tomar ideas que no provienen de la música y dejar que influyan sobre la manera en la que produzco mis temas.
El disco se puede describir como un gran collage en el que intervienen varios niveles, algunos compuestos por elementos que aparecen de manera fugaz, y otros en los que esos mismos elementos permanecen por un lapso de tiempo más largo, llegando a saltar de un tema al siguiente. ¿Cómo has definido esos temas? ¿Has trazado una especie de plan maestro? Como ya te he dicho, he dibujado mucho. Sobre todo mapas.
La paleta de sonidos es extremadamente variada. ¿Has elaborado todos esos sonidos o, como sucedía en otros de tus discos, se trata de samples? En este caso hay muy pocos samples, aparte de los que son más obvios, como las voces humanas.
¿Es esa variedad una forma de exponer la lluvia de estímulos externos de la que hablas en las notas del disco? Por supuesto. Trabajo a partir de ese tipo de ideas, quizás de una manera conceptual. Dibujo algunas cosas, leo otras, escribo mucho, realizo mapas, y después intento trasladar todas esas reflexiones a un entorno sonoro. Es un proceso que lleva tiempo, pero en algún momento las piezas comienzan a encajar y aparecen temas, estructuras, colores, timbres y palabras. Luego, es sólo cuestión de trabajar ese material desde una perspectiva musical.
Has sido residente en NTS Radio durante algún tiempo, y antes de eso trabajaste con Resonance Radio. ¿Hay alguna relación entre esa labor de “programación” y la estructura de Mnestic pressure, un disco que en ciertos momentos recuerda a una emisión radiofónica? Desde que tengo recuerdos, he estado relacionado con la radio de una manera u otra, así que esa influencia se puede localizar en todo lo que he hecho, y Mnestic pressure no es una excepción. Por cierto, mi sello UIQ tiene su propio programa de radio desde hace poco.
Como experiencia sonora, Mnestic Pressure se puede entender como una continuación (o quizás mejor, una expansión) de las ideas que exploraste en Diversions 1994-1996 (12). ¿Existe algún vínculo entre los dos discos? Todos mis discos están relacionados entre sí de algún modo. En el caso de Mnestic pressure, las primeras composiciones con ordenador que grabé tienen mucho que ver con las estrategias que he seguido para mapear estructuras. Algo que quizás no sea muy evidente a nivel sonoro, pero sí a nivel conceptual. Diversions es una mirada singular hacia un periodo concreto de tiempo. Ese disco y todos los que vinieron después me parecen como piezas que han llegado a mí desde el exterior: señales subacuáticas, sueños, alucinaciones. Y Mnestic pressure es el sonido de todos ellos materializándose en algo terrenal, que cae sobre la superficie de este planeta loco y acelerado.
Lo comentaba porque, más allá de la variedad de sonidos y estructuras ya mencionadas, el género dominante parece ser el drum’n’bass. Una versión líquida y fantasmal del género, eso sí. Solamente hay una pista de drum’n’bass en el disco, que es Ghost. La gente piensa que la música que hago tiene que ver con el jungle, pero la verdad es que ese es el único tema que he grabado de ese género de una manera premeditada. De todos modos, si eso es lo que piensa la gente, me parece bien: como ya te he comentado, tengo mucho interés en las alucinaciones, así que es posible, e incluso deseable, que otras personas sean capaces de escuchar cosas en mi música que no están puestas ahí de una manera directa.
Ghost es el último tema del disco. Estoy seguro que tanto esa posición como su título no son algo casual. Claro que no lo es. El tema es una referencia obvia a un determinado compás, que era habitual en el jungle. Y como te decía más arriba, es el único tema que he escrito que puedes denominar como “jungle”. Así que funciona como una especie de interferencia en el tiempo, como una sugestión, como un encantamiento que te perseguirá por toda la eternidad. “Ghost” es exactamente eso: un fantasma.
La nota de prensa habla de los espectáculos que estás preparando para tocar en directo, y que consistirán en “una versión deconstruída del disco, en la que se utilizará software generativo construido ex profeso”. Teniendo en cuenta que Mnestic pressure es un disco de naturaleza cinemática, me parece muy interesante el tipo de traslación a imágenes visuales en el que puedes estar pensando. De hecho, el espectáculo será una exploración de Mnestic pressure desde un punto de vista diferente; la pieza más escenográfica en la que he trabajado nunca. Estoy colaborando con programadores para desarrollar un software que me permita ciertos tipos de control sobre el sonido y la iluminación, y he encargado la imaginería visual a Optigram. No quiero hablar demasiado acerca del resultado, porque todavía estoy trabajando en ello, pero más que cinemático se tratará de un show en el que el protagonismo lo tendrá la iluminación: flashes, estroboscopios, escáneres y todo tipo de luces me servirán para explorar las ideas estructurales del disco. Para definir un universo en el que nos moveremos a través de mapas y eventos, hasta aterrizar en lugares nuevos y desconocidos. Un viaje que tiene mucho que ver con todo lo que ha sucedido en el mundo en los últimos años: con todos los Brexit, Trumps y Primaveras Árabes que hemos tenido que sortear.
Me gustaría hablar acerca del sello que has montado, UIQ. ¿Qué te empujó a montarlo? Más que un sello, lo veo como una plataforma, un lugar en el que publicar a artistas que son poco conocidos. Recibo mucha música, tanta que es imposible escucharla toda, pero en un plazo corto de tiempo coincidió que me mandaron cosas Ahmed El Ghazoly (Zuli), N1L y Lanark Artefax y decidí que parecía un buen momento para liarme la manta a la cabeza. Y me alegro de ver cómo han ido creciendo todos ellos, consiguiendo entrevistas, apariciones en radio y conciertos.
¿Qué tipo de artistas y sonidos te interesa publicar? No existe un sonido determinado; llevo el sello con otras dos personas, y entre los tres vamos desarrollando ideas y decidiendo qué cosas queremos hacer, pero todo de una manera flexible y un poco vaga. Este año he estado más dedicado a proyectos personales: “Mnestic pressure”, el espectáculo en directo, un encargo para trabajar junto a los miembros de la London Contemporary Orchestra, así que ha sido difícil encontrar el momento de trabajar con el sello. Pero tenemos planes.
Como tú mismo has dicho, la mayoría de los maxis publicados en UIQ están firmados por artistas relativamente desconocidos, que provienen de diferentes partes del mundo. ¿Era esa tu idea, la de construir una comunidad de artistas? Trabajar con artistas desconocidos me permitía fabricar la identidad del sello desde dentro hacia fuera. De ese modo, los artistas involucrados y aquellos que quieren estarlo nos ayudan a dar forma al sello, y espero que esa forma se traduzca en una relación de amigos entre todos nosotros. Hay ideas de llevar todo esto al directo, para potenciar esta idea.
Sólo has publicado un maxi en tu propio sello, y tiene una numeración diferente al de los otros lanzamientos. ¿Tu intención es publicar en otros sellos, de manera que la visión de UIQ no se vea contaminada? Esa era mi idea inicial, la de dejar todo el espacio del sello disponible para otros artistas. Pero al mismo tiempo necesitaba un espacio en el que publicar determinados proyectos propios, de una manera completamente independiente. Así que decidí crear un subsello, UIQ Inversions, que cumpliera con esos dos objetivos al mismo tiempo.
Entrevista: Vidal Romero
Foto: Sarah Ginn
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