Desde que Jonny Pierce tomó las riendas de The Drums como proyecto en solitario, sus canciones tomaron una deriva mucho más personal e introspectiva. En su sexto álbum de estudio, ‘Jonny’ (Anti-Records, 2023), el cantante y compositor norteamericano se abre en canal y esparce como confeti un enorme espectro de emociones y traumas que tienen origen en los abusos que sufrió de niño en el seno de una familia desapegada y muy religiosa.
Quince canciones de pop que juegan al despiste: letras melancólicas envueltas en melodías luminosas y ritmos bailables. Un disco que habla de la desesperanza, pero también de la resurrección. La obra de un superviviente. Pierce atiende por videollamada a OCIMAG desde la pequeña cabaña cercana al lago Séneca (Nueva York) donde ha compuesto la letra y la música de sus últimos discos.
‘Jonny’, el disco más personal de The Drums
En la portada de Jonny, y también en la de los singles del disco, apareces desnudo en distintas habitaciones de una casa. En una te vemos rezando, en otra estás rodeado de fotografías familiares y reflejado en un espejo… ¿Cuál es la historia de estas fotografías?
Hace diez años, cuando estaba componiendo mi disco Portamento (Frenchkiss Records, 2011), me regalaron una cámara de fotos. Nunca he sido una persona dada a hacer fotos, así que la dejé olvidada en una estantería durante meses. Un día, no sé por qué, decidí conducir hasta la casa donde me criaron mis padres biológicos, que está a unas cinco horas conduciendo hacia el norte desde Nueva York. Es una casa donde tuve una infancia muy difícil, en la que sufrí muchos abusos. De hecho, fui adoptado por otra familia y dejé de tener relación con mis padres de sangre, que son pastores de una iglesia.
Ese día esperé hasta una hora en la que sabía que mis padres estarían fuera dando un servicio religioso, y entonces me colé por la ventana de mi antigua habitación. Me desnudé, configuré la cámara con el temporizador y empecé a hacerme fotos a mí mismo en todos los lugares de la casa en los que se habían producido mis recuerdos traumáticos. En ese momento no sabía muy bien por qué lo estaba haciendo. No pensaba que algún día utilizaría esas fotos en la portada de un disco. No fue solo un acto de rebeldía: creo que necesitaba hacerlo para recuperar mi poder. Fue el comienzo de mi sanación.
Este disco lleva tu propio nombre, y de hecho en muchas de las canciones te estás hablando a ti mismo con comprensión y amabilidad.
Es una carta de amor a todas las versiones más jóvenes de mí mismo: el bebé Johnny, el niño Jonny, el adolescente John, y también el Jonny del presente y el del futuro. En cada una de las canciones del disco les he querido regalar la oportunidad de expresarse y, con suerte, sanar. Cuando era más joven no tenía el lenguaje ni la comprensión emocional o la inteligencia para entender lo que me estaba ocurriendo.
«Estoy en contra de las religiones, pero no de la espiritualidad»
Esta no es la primera vez que vemos referencias religiosas en tus portadas o tus letras. ¿Qué huella ha dejado en ti el hecho de haber sido criado en un ambiente familiar estricto y muy religioso?
La mayoría de las religiones del mundo, sobre todo las occidentales, nos separan de las mejores versiones de nosotros mismos. El mensaje que recibí durante toda mi infancia es que yo era malo; era un pecador que necesitaba ser redimido. Es terrible transmitirle eso a un niño una y otra y otra vez. Así que estoy en contra de las religiones, pero no de la espiritualidad, que es algo muy diferente. Para mí es como una especie de magia que todos tenemos dentro de nosotros. Y este nuevo disco es en cierto sentido el más espiritual que he compuesto, porque me acercó a mí mismo. Nunca había sido tan honesto y abierto con respecto a mis emociones.
La palabra ‘Isolette’, que da título a una de las canciones del disco, significa ‘incubadora’, en francés. ¿A qué tipo de aislamiento te refieres?
Cuando mi madre estaba embarazada de mí, un médico le obligó a romper aguas sin su consentimiento, lo que le indujo un parto doloroso y traumático. Nací prematuramente y me llevaron a una incubadora, donde nadie podía tocarme. Hace no mucho, durante la pandemia, me inscribí en algunos cursos de psicología infantil en los que aprendí que es de suma importancia que una madre tenga contacto piel con piel con su bebé recién nacido.
Es fundamental para crear el vínculo afectivo: el amor y la confianza que se obtienen de ese contacto inicial pueden llegar a influir mucho en su relación a partir de ese momento. Mi madre fue violada de alguna forma en el momento de mi nacimiento, y creo que me convertí en un símbolo de ese trauma. Como consecuencia de aquello, ella se distanció de mí de una forma emocional, por lo que en muchos niveles a menudo siento que nunca llegué a salir de aquella incubadora.
The Drums: «No me interesa salir a la carretera solo para divertirme siguiendo el típico estilo de estrella del rock and roll»
Vivimos en un mundo obsesionado con proyectar una imagen de felicidad y disfrute, aunque no se corresponda siempre con la realidad. ¿Te sientes alejado de los valores de tu generación en este sentido?
He pasado gran parte de mi vida preocupándome mucho por lo que pensaban los demás. Cuando era niño trataba de sobrevivir asegurándome de que las personas a mi alrededor fuesen felices. Y ya de adulto, en mis primeros discos, había detrás una necesidad importante de ser aceptado y deseado. Pero ahora estoy en un momento de mi vida personal y de mi carrera en que cada vez me importa menos cómo me perciben los demás. Para mí lo más relevante ahora mismo es cómo me veo a mí mismo.
Mi principal deseo es que mis relaciones con mis amigos y mis fans, así como mi relación conmigo mismo, sean significativas. No me interesa salir a la carretera solo para divertirme siguiendo el típico estilo de estrella del rock and roll.
¿Te has arrepentido alguna vez de hablar de forma tan directa de tus propios traumas? ¿Te has sentido demasiado vulnerable frente a los demás?
Para mí no hay otra opción. Cualquier otro camino me parece la muerte. La mayoría de los artistas que conozco no se muestran tan vulnerables porque es cierto que te arriesgas a que no te entiendan, y eso da miedo. Con este disco he abierto una nueva etapa, una nueva forma de componer más relajada, que también puede llegar a ser más imperfecta. Sé que no siempre me saldrá bien, pero lo asumo. Definitivamente vale la pena. Para mí, la finalidad del arte es conectar contigo mismo y con los demás, no hacer cosas técnicamente perfectas. Puedes construir una casa, pero yo prefiero construir un hogar.
«He trabajado con texturas y sonidos que nunca antes había probado»
¿En qué se ha diferenciado la forma en la que has compuesto Jonny y la que utilizaste para tus dos últimos discos (Abysmal Thoughts, de 2017, y Brutalism, de 2019), en los que The Drums ya había pasado de ser una banda a convertirse en tu proyecto en solitario?
En los discos anteriores de The Drums, la eficiencia era muy importante para mí. Podía sentarme delante del ordenador con mi guitarra y sacar una canción en dos minutos. Gran parte de mi autoestima se basaba en eso. Con «Jonny» empecé a explorar otras formas de componer. Trasladé al proceso creativo la misma enseñanza que había extraído de mi terapia, la de relacionarme conmigo mismo de manera más amable. Dejé que el proceso fuese muy lento y que el disco se esculpiese poco a poco. No me presionaba a mí mismo para producir más: si solo sacaba una línea de bajo para un verso, me parecía bien.
Compuse el disco en esta misma cabaña desde la que te estoy hablando, rodeado de naturaleza y disfrutando de una quietud y una tranquilidad que eran totalmente nuevas para mí. Me enamoré de esa sensación, y creo que se refleja en algunas de las canciones del disco, que son muy elegantes, pegadizas y fáciles de cantar. Esta nueva forma de componer me ha permitido obtener texturas y sonidos que nunca antes había probado.
Entiendo que has llegado a la conclusión de que ser muy productivo no te hace mejor músico.
En cierto modo, sí. Te pongo un ejemplo. Tengo un amigo que es pintor y se pasa el día trabajando. Desde primera hora de la mañana hasta medianoche. Todos los días. No ve a nadie, no hace nada más que pintar. Podría entender quizás que hiciese eso durante una temporada, pero cuando es así de forma permanente, inevitablemente piensas que hay algo roto en esa persona. Y así se lo dije. El mundo es muy amplio, y hay mucho que experimentar y explorar.
The Drums: «Para sentir verdadera alegría, tienes que permitirte antes sentir verdadera ira, por eso yo intento siempre honrar todas mis emociones»
Una de tus señas de identidad como músico en The Drums es la combinación de letras tristes y melancólicas con música alegre y bailable. ¿Por qué te gusta tanto jugar con este tipo de contrastes?
Hay un refrán norteamericano que dice que para poder absorber la medicina necesitas ponerle una cucharadita de azúcar. Y yo creo que siempre he tendido a envolver mis tristezas en otro tipo de sentimientos más positivos. Me gusta que mis canciones representen el caos de emociones que nos hacen sentir vivos: el fracaso y la capacidad de levantarse de nuevo; la risa y el llanto; la ira y la alegría. He aprendido con el tiempo que las emociones humanas son muy complejas, y a menudo están formadas por muchas emociones contradictorias que se manifiestan a la vez. No suele existir la alegría ni la tristeza pura.
Yo siempre he vivido con esa ambivalencia; por ejemplo, yo era un niño muy tímido, pero al que también le gustaba mucho bailar. Cualquier terapeuta te dirá lo mismo: si cierras la puerta a una emoción, cierras la puerta a todas las demás. Para sentir verdadera alegría, tienes que permitirte antes sentir verdadera ira. Por eso yo intento siempre honrar todas mis emociones, y no temo dejarme llevar por ellas. En lugar de tener miedo de mi tristeza, he aprendido a amarla y hacerla mi amiga, de alguna forma.
Para terminar, ¿qué es lo más bonito que te puede decir alguien sobre tu música?
Nada me hace más feliz que cuando alguien me dice que se ha sentido menos solo después de escuchar mis canciones. He conocido muy de cerca la soledad. Ahora ya no me siento así, porque he trabajado muy duro para ello y me he atrevido a asumir riesgos.
Texto: Marta Moreira
Fotografía: Qiao Meng
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