Siempre inquieto, siempre cambiante, Anders Trentemøller ha ido moldeando un estilo particular a lo largo de dos décadas de carrera. Un estilo que comenzó enrocado en el minimal techno y un deep house con voluntad masiva, para luego ir virando hacia el ambient y, en una pirueta inesperada, abrazar un formato más o menos cercano al indie rock en su penúltimo disco, el irregular Lost (2013). Todo esto, eso sí, trenzado con un vocabulario en el que abundaban la grandilocuencia, la épica y un cierto misticismo no siempre bien entendido. Elementos que, de nuevo por sorpresa, desaparecen en su nueva criatura, Fixion (In My Room, 2016), una hábil incursión en el territorio del post punk, que se encuentra entre lo mejor que el productor danés ha grabado hasta la fecha.
Todos tus discos parecen tener una personalidad propia, diferente. Así que, ¿cuál es el proceso que sigues a la hora de desarrollar un disco? ¿Comienzas a partir de una familia de sonidos, a partir de una cierta historia que quieres contar? La verdad es que al principio no pienso mucho en lo que estoy haciendo. Voy acumulando bocetos y pistas sueltas de manera anárquica, cualquier cosa que me llame la atención por algún motivo, y de repente todas esas piezas encajan y se abre una vereda justo delante de mí, un camino por el que puedo seguir transitando. En el caso de Fixion me di cuenta de que estaba construyendo canciones en las que la voz tenía mucha importancia, y decidí que todo el conjunto estuviera compuesto para amplificar aún más ese papel protagonista. Por eso hay una mezcla de canciones cantadas y de pistas instrumentales, que funcionan como acompañamientos e interludios para sus hermanas mayores. Y por eso también he intentado reducir al mínimo los elementos que participan en cada una de las canciones. En cierto modo, es como devorar a mis propios hijos (risas), algo que posiblemente mucha gente no entenderá.
Es cierto, Fixion es el mayor golpe de timón que has dado hasta ahora en tu carrera. ¿Cómo se produjo ese cambio? La gira de Lost fue particularmente larga, dimos más de cien conciertos, así que en principio decidí que debería tomarme unas largas vacaciones (risas). Pero la verdad es que no llegué a desconectar del todo, seguí escribiendo cosas y dando forma a ideas, y por primera vez lo hice pensando en que la banda tendría que tocar después esas canciones, que es una manera de trabajar que no había probado nunca.
El sonido de Fixion me recuerda mucho al post punk inglés. ¿Tenías clara esa idea desde el principio, o fue surgiendo a medida que avanzabas en el disco? Con la música sucede en muchas ocasiones que lo que has escuchado de adolescente termina aflorando muchos años después. No se trata de nada premeditado, sino de algo que no puedes evitar. A la hora de escribir estas canciones decidí recuperar algunos sintetizadores de los setenta que tengo en el estudio, para arropar mejor esas canciones vocales que te comentaba, y al utilizar los pads de cuerdas comenzaron a surgir esas referencias. Joy Division, The Cure, todas esas bandas utilizaban estos mismos teclados, así que es lógico que se produzcan similitudes. No me importa reconocer mis influencias.
Más que a esos grupos que citas, a mí el disco me recuerda mucho a Dead Can Dance. ¡Por supuesto! Dead Can Dance, Cocteau Twins, Slowdive, Ride… todos esos grupos hicieron discos que todavía me sigo poniendo en casa, y que me siguen emocionando. Son cosas que están grabados en mi ADN y contra eso no puedo luchar.
También lo decía por ese equilibrio entre ambient y pop que pareces haber buscado, por esa voluntad de conjunto que transmite Fixion. De hecho, es un disco que parece diseñado a la manera de un viaje, con algunas etapas emocionantes y otras más contemplativas. Esa era mi propósito desde el principio, conseguir que el disco tuviera una cierta intención cinemática. No quería naufragar en un océano ambiental, ni tampoco publicar una colección de canciones, sino utilizar esos dos recursos para dar forma a un discurso más orgánico. Esa idea del viaje me gusta, refleja mi intención de ir colocando sorpresas en el camino, de convertir el disco en una sucesión de acontecimientos. Me da mucha pena que la gente ya no se pare a escuchar los discos de principio a fin, que hayamos caído en esta dictadura de Spotify en la que vamos saltando de una canción a otra. Yo prefiero perderme en el interior de un disco, sobre todo si tiene mucha dinámica.
Hablando de ese tema, Fixion es un disco en el que la dinámica está muy cuidada. Parece que, cada vez con más frecuencia, los productores estáis grabando discos que prefieren no involucrarse en la “loudness war”. Que no tienen miedo de sacrificar el volumen para ganar en intensidad. Creo que la “loudness war” es un reflejo de lo mal que van muchas cosas en el mundo de la música. A mí ahora mismo me interesa justo lo contrario, enfocarme sólo en los elementos necesarios, porque cuando tienes demasiadas posibilidades al alcance de la mano es muy fácil que te pierdas, que pierdas la idea con la que estabas trabajando. Precisamente por eso decidí buscar una paleta de sonidos más reducida en esta ocasión, con teclados antiguos y cacharros que tenía que tocar con las manos: para obligarme a exprimir sus posibilidades, en vez de recurrir a trucos de estudio. Para darle más importancia a la escritura de las canciones que al diseño del sonido.
Otra de las sorpresas de Fixion es la presencia de Jehnny Beth, la cantante de Savages. El productor de Savages, Johnny Hostile, nos acompañó como telonero en varias fechas de la última gira y se trajo a Jehnny con él. Soy muy fan de la banda desde el principio, así que nos hicimos amigos y, algún tiempo después, me ofrecieron encargarme de las mezclas de su nuevo disco. Fue entonces cuando comenzamos a hablar acerca de lo interesante que sería grabar juntos en algún momento. Más tarde, comencé a trabajar en River In Me, una de las canciones de Fixion, y de algún modo sentí que su voz encajaría a la perfección ahí dentro. Así que le mandé la maqueta de esa canción y de otra más, y decidimos quedar en mi estudio de Copenhague para terminarlas entre los dos. Tuvimos que hacerlo todo muy rápido, porque ella estaba de gira y sólo disponía de un día libre, y creo que esa presión nos vino muy bien, que ayudó a darle a la grabación mucha más intensidad. Si no, posiblemente me habría pasado dos meses intentando afinar cada detalle (risas).
¿Trabajar con Savages y Jehnny ha influido de alguna manera en el sonido de Fixion? ¿Quizás ese viraje hacia el post punk proviene de ahí? No lo creo. He grabado Fixion como todos mis discos anteriores: encerrado a solas en el estudio, con un control total sobre todo lo que hago, así que mis decisiones y mis errores son todos de mi exclusiva responsabilidad. La única diferencia es que esta vez he grabado las canciones pensando en la banda y en cómo se van a llevar al directo. Intentando evitar el salto tan grande que se producía en otras ocasiones.
Bueno, me refería un poco a eso, a que realizar las mezclas del disco de Savages podía haber modificado tus ideas alrededor de la producción. A ese nivel sí puede haber ayudado. Últimamente no hago muchas remezclas, así que enfrentarme a un disco como el de Savages me da necesariamente una perspectiva fresca acerca de la producción. Tienes todas las piezas de las canciones delante de ti, puedes ver cuáles son sus mecanismos, cómo están construidas. Es algo que multiplica tu experiencia y que te hace ver detalles que no habías pensado con anterioridad; algo que cambia tus gustos y la manera de pensar en la música.
En el disco participa otra vocalista, Marie Fisker. Ella es parte de mi banda y además la tengo en el estudio de al lado, así que trabajar con ella es tan fácil como salir al pasillo y llamar a la puerta. Pero además, me gustan las letras que escribe y me gusta cómo interpreta mis canciones, y después del lío de cantantes que hubo en el último disco me apetecía buscar un sonido más unitario. Claro, después conocí a Jehnny, descubrí toda la energía que es capaz de desplegar y tuve que cambiar de idea.
Insistes mucho en la idea de que Fixion está hecho para tu banda y para ser tocado en directo. ¿Qué ideas estás planteando para la gira? La banda es prácticamente la misma que me acompañó en la última gira, y la única diferencia es que en esta ocasión los bajos y los teclados tendrán mucha más presencia. También quiero dar mucha importancia a las visuales, estoy trabajando en un concepto global con Andreas Emenius, que es el mismo chico que se ha hecho cargo de la portada y del primer video del disco. Estamos dándole forma ahora y me apetece mucho salir a enseñarlo ya, ver cómo funciona y cómo reacciona la gente.
www.trentemoller.com
Entrevista: Vidal Romero
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