A mitad de la grabación de su tercer disco, los irlandeses Two Door Cinema Club volvieron la vista abajo y descubrieron que se había formado un abismo justo delante de sus pies. Tras varios años de éxito ingobernable, de giras continuadas por todo el mundo, de una vida disoluta, marcada por el abuso de fiestas, drogas y alcohol, la tensión estalló y les obligó a tomar una decisión: o saltar al vacío y romper todo en mil pedazos, o dar un paso atrás para intentar salvar la banda. Por fortuna, se impuso la razón y el resultado fue Gameshow (2016), un álbum reposado y detallista, que mira sin prejuicios hacia la década de los ochenta, y que presentarán en directo en el festival FIB de Benicàssim.
Desde el local de ensayo de Two Door Cinema Club, el cantante y multi-instrumentista Alex Trimble explica que superar aquel trauma supuso una serie de renuncias personales (él mismo, sin ir más lejos, ha reconocido en varias entrevistas sus esfuerzos por sobreponerse a unas adicciones que comenzaban a ser preocupantes), pero también un cambio en las relaciones que mantenían entre sí los tres miembros de la banda. “Esas relaciones estaban enrarecidas porque habíamos pasado demasiado tiempo juntos, sin dejar espacio para desarrollar una vida más allá de la banda, que llegó a convertirse en un monstruo capaz de devorarnos”, así que decidieron separar sus caminos durante un tiempo, para comprobar si podían mantener su conexión. “A nivel personal hemos aprendido a comunicarnos mejor”, prosigue Trimble. “No nos callamos las cosas ni nos quedamos cada uno en nuestro rincón, enfadados por malentendidos que en general no merecen la pena. Somos más transparentes, y eso facilita nuestra relación. Pero también hemos tomado decisiones relativas a cómo funciona la banda. Por ejemplo, intentamos que los tramos de las giras no sean demasiado largos, para poder volver a casa durante unos días y pasar tiempo con la familia. También procuramos tener tiempo libre en todas las ciudades que visitamos. Si te quedas en el camerino entre la prueba de sonido y el concierto lo más probable es que termines bebiendo, tomando drogas o teniendo peleas estúpidas. En vez de eso, salimos de paseo a conocer el lugar en el que estamos, hacemos algo de ejercicio y comemos de manera sana. Son cosas sencillas, pero funcionan”.
Imagino que ese cambio en vuestra relación personal debió tener una influencia directa en Gameshow. Por supuesto, resolver nuestros problemas fue una parte importante dentro del proceso de creación del disco. Después de algún tiempo sin vernos nos metimos en el estudio a ciegas, con canciones que habíamos escrito cada uno por separado, sin saber si llegaríamos a recuperar la chispa. Pero al final estuvimos seis semanas trabajando con una amplitud de miras que nos sorprendió incluso a nosotros mismos. Probamos todo tipo de ideas y enfoques, desde nuevos instrumentos a estilos que en principio no sentíamos demasiado cercanos.
Esas ganas de experimentar se notan en el resultado final. Gameshow es vuestro disco más ambicioso, el que se nota más trabajado y pulido. Remite un poco a las producciones de pop comercial de la década de los ochenta. Una de las cosas que me permitió el parar en seco y tener más tiempo para pensar fue la posibilidad de experimentar con las letras, y eso nos dio mucha libertad formal. En cuanto a lo que comentas acerca del sonido, los tres habíamos estado escuchando mucha música diferente por nuestra cuenta y todas esas nuevas influencias se volcaron dentro del disco, imagino que también algunas cosas de los ochenta. Lo único que teníamos claro es que no queríamos grabar un disco que sonara igual que los dos anteriores, eso habría sido un paso en falso.
Es también un disco más calmado, al menos en comparación con los dos primeros. Y más reflexivo, con letras más complejas. Imagino que a medida que te haces mayor prefieres reducir la velocidad y disfrutar más del viaje. Y las letras también son un reflejo de esa sensación: al salir de la burbuja en la que se había convertido la banda comencé a mirar alrededor, hacia el mundo hiperconectado y consumido por la tecnología que nos rodea.
Antes has hablado de vuestra voluntad por tomaros las cosas con más calma, pero dos años después de publicar Gamsehow seguís de gira. Pero eso es porque decidimos dividir la gira en dos partes para evitar sobrecargarnos. Estuvimos tocando hasta octubre del año pasado, nos tomamos unas pequeñas vacaciones, y a principios de año volvimos al trabajo. Hemos estado escribiendo canciones para el nuevo disco, y ya lo tenemos muy avanzado. La intención es tocar en festivales durante el verano y luego entrar en el estudio a grabar durante un par de meses.
¿Puedes adelantarnos algo del disco? ¿Continuará con la línea iniciada en Gameshow? Gameshow nos dio mucha confianza y mucha libertad, y la intención ahora es llegar aún más lejos. Estamos experimentando mucho con sintetizadores, creando una paleta de sonidos específicos. Las canciones, por otro lado, son más rápidas y agresivas. Aunque la verdad es que estamos en pleno proceso de composición y todavía pueden cambiar mucho las cosas.
¿Se escucharán algunas de esas canciones en el concierto de Benicàssim? Esa es nuestra intención, aunque depende de cuánto avancemos en estas semanas. Lo que sí haremos es introducir variaciones dentro del espectáculo; no queremos repetir los mismos conciertos que estábamos dando el año pasado, aunque gran parte del repertorio siga siendo el mismo.
¿Soléis trabajar de esa manera, testando las canciones en directo antes de grabarlas? Al principio lo hacíamos así, grabábamos las canciones en el estudio exactamente igual a como las tocábamos en directo. Pero ahora preferimos operar justo al contrario: entramos al estudio con esbozos y maquetas y las trabajamos allí. De ese modo tenemos más libertad, las posibilidades son mucho más amplias. Y después, siempre hay alguna manera de adaptar al directo lo que hayamos grabado, aunque eso nos obligue a modificar las canciones de manera sustancial.
Hace unas semanas habéis reeditado vuestro primer EP, Four words to stand on. Es una decisión curiosa, porque se trata de un disco muy alejado a lo que estáis haciendo ahora, casi parece una banda distinta. En realidad fue una sugerencia de nuestros managers, que se dieron cuenta de que se acercaba el décimo aniversario de su publicación. Nos pareció una buena idea, porque nunca llegó a salir de una manera oficial y ni siquiera estaba en las plataformas de streaming, así que es en cierto modo un regalo para nuestros seguidores. En cuanto al sonido, es cierto que hemos cambiado mucho, ten en cuenta que teníamos diecisiete años cuando lo grabamos. Ahora mismo seríamos incapaces de hacer algo así, pero es interesante comprobar cómo ha sido la evolución.
Entrevista: Vidal Romero
FIB 2018
19, 20, 21 y 22 de julio de 2018 / Benicàssim
fiberfib.com
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