Vanishing Twin

Durante casi diez años, Vanishing Twin ha construido un universo propio, en el que se mezclan todo tipo de referencias estéticas y musicales. El burbujeo de los primeros músicos electrónicos y el retrofuturismo naif de los años sesenta, las bandas sonoras del giallo italiano y la psicodelia más primitiva, el jazz noir y el sampleado de sonidos cotidianos. Mimbres con los que dan forma a canciones que funcionan como pequeñas viñetas surrealistas, brillantes en la superficie, pero con un trasfondo inquietante.

La banda, liderada por la belga Cathy Lucas, acaba de entregar estos días su disco más ambicioso, «Afternoon X» (Fire Records, 2023). Un mosaico de sonidos que debe tanto a la improvisación como a la posproducción digital. Además, aborda temas tan alejados entre sí como la ruptura de una relación de pareja o el sonido de un teléfono a mediados del siglo pasado.

Vanishing Twin, un proyecto musical mutante

Vanishing Twin es un proyecto mutante, en el que han entrado y salido músicos de manera habitual. La tuya ha sido la única presencia fija en casi diez años de carrera, así que la primera pregunta tiene que ver con el origen del grupo. ¿Se trataba de una aventura en solitario o siempre tuviste claro que necesitabas más músicos a tu alrededor?

Al principio era un proyecto en solitario, que se llamaba Orlando. Publiqué dos casetes con ese nombre, en 2014 y 2015, y empezaron a llegar propuestas para tocar en directo. Necesitaba músicos que me ayudaran, así que invité a amigos como Valentina Magaletti, que todavía sigue en la banda, y Elliott Arndt, que se quedó hasta el segundo disco. Pronto tuve claro que todos ellos estaban aportando parte de su personalidad a la música. Aquello ya no era un proyecto en solitario: era una banda, y necesitaba un nombre nuevo.

Me produce mucha curiosidad el nombre que escogiste para vuestra banda. ¿Qué es un ‘gemelo evanescente’?

El nombre hace referencia a un síndrome que se produce a veces durante el embarazo: al principio, hay dos gemelos en el útero, pero tras varios meses uno de esos gemelos absorbe al otro. Mi madre sufrió ese síndrome mientras estaba embarazada de mí, y me parece un fenómeno extraño y muy evocativo, tener un gemelo durante un tiempo, antes incluso de tener conciencia. Es inevitable pensar que esa persona no ha desaparecido del todo, que es una presencia que te acompaña a lo largo de tu vida. Cuando mi madre me contó la historia, escribí una canción, que es la que abre nuestro primer disco, y decidí llamar a la banda de la misma manera.

«La música es el lugar al que dirijo mis emociones en ausencia de un auténtico lugar al que llamar hogar».

Naciste en Bruselas, una ciudad de burócratas, alejada de los circuitos del pop independiente. ¿Cómo afectó esa realidad a tu formación musical?

Me fui de Bruselas con solo dieciocho años, y mientras estuve allí mi educación fue más internacional que local, así que no creo que haya mucha influencia. Bruselas es una ciudad de políticos, en la que se toman las decisiones europeas, y en ese sentido es como una torre de Babel, como un no lugar.

Siempre tuve la certeza de que no me quedaría a vivir en esa ciudad; de hecho, de mi familia solo queda allí mi madre, por cuestiones de trabajo. Lo he pensando alguna vez, y creo que la falta de arraigo que me provocó haber crecido en un lugar como ese se ha traducido en el amor que siento por la música. La música es el lugar al que dirijo mis emociones en ausencia de un auténtico lugar al que llamar hogar, de unas raíces familiares en el sentido clásico del término.

Los músicos italianos de los años 70 como fantástica inspiración

En Vanishing Twin hay muchas influencias, pero una de las más reconocibles es el aire a banda sonora que inunda muchas canciones. ¿Has trabajado alguna vez para el cine?

He trabajado en la música de varias películas. Hice una con el director inglés Jamie Payne, y otra con un director francés que también es músico, Julien Gasc. Ninguna de las dos películas llegó a ver la luz, así que tengo en mi currículum varias bandas sonoras perdidas. Me da pena en particular la segunda, porque Julien es un tipo muy especial, con muy buen gusto para la música y un sentido de la composición único.

Además, ese proyecto llegó en un momento crucial, mientras trabajábamos en el primer disco de Vanishing Twin, y muchas de las dinámicas del trabajo que estableció Julien se traspasaron a la banda. Sobre todo, la idea de experimentar alrededor de los sonidos o la de trabajar con imágenes en la cabeza. Pero también la música que utilizaba como inspiración para su película: Ennio Morricone, Piero Umiliani, todos esos músicos italianos que grabaron en los años 70, y que llenaban su música de elementos realmente fantásticos.

«En el disco, todos cantamos en nuestros propios idiomas. Es un homenaje a la diversidad».

Hablando de bandas sonoras, los discos de Vanishing Twin siempre parecen tener un concepto detrás, una línea narrativa que los atraviesa. ¿Es algo que planteáis antes de empezar a trabajar o surge a medida que avanza la composición del disco?

Hay siempre un concepto, aunque a veces no somos capaces de verlo hasta el final del proceso. Cuando empezamos a pensar en títulos para canciones o me pongo a escribir las letras, hay imágenes que aparecen, ideas que estaban ahí desde el principio y que cristalizan de repente. Son conceptos que crecen y crecen hasta darle sentido a todo el disco.

Un buen ejemplo es nuestro segundo disco, «The age of immunology», que se grabó mientras Inglaterra estaba embarcada en la batalla por el Brexit y su conciencia como país. Era algo que nos afectaba de manera directa, porque ninguno de los miembros de la banda era inglés: Elliott es de Luxemburgo, Valentina es italiana y Susumu Mukai es japonés. Así que la idea de que Inglaterra podía convertirse en un lugar cerrado, inmune a las influencias exteriores y a la cultura europea, nos parecía horrible. Para combatir aquello, decidimos reivindicar el lenguaje y la comunicación: en el disco, todos cantamos en nuestros propios idiomas. Es un homenaje a la diversidad.

«Afternoon X», el trabajo menos conceptual de Vanishing Twin

¿Cuál es el concepto de Afternoon X, el disco que acabáis de publicar?

Curiosamente, se trata del menos conceptual de todos nuestros discos. Es también el que contiene algunas de las letras más personales que he escrito, como Subito, que cuenta una ruptura sentimental muy dolorosa. Otras letras tienen relación con mi trabajo: además de hacer música, soy investigadora en una universidad de Londres, y mi campo de interés es la historia del sonido.

Mi trabajo actual trata sobre las tecnologías de transmisión de voz que existían a mediados del siglo pasado y sus conexiones con la música, un tema que aparece en varias canciones del disco. Como en esta ocasión no existía una unidad temática, el título no hace referencia al contenido de las letras, sino al proceso de creación.

El disco se grabó a lo largo de muchas tardes, en las que nos reuníamos en nuestro local de ensayo y probábamos a tocar de maneras diferentes: hacíamos intercambio de instrumentos, intentábamos repetir de memoria algo que hubiéramos grabado varios días antes, improvisábamos alrededor de una nota o de alguna idea no musical. Luego escuchamos todas esas sesiones y nos quedamos con las partes que más nos gustaban, las troceamos y las juntamos entre sí a modo de collage.

O sea, que la posproducción ha jugado un papel importante dentro del disco.

¡Todo el disco es una gran posproducción! No existía ninguna composición en un sentido clásico, con la excepción de Subito, una canción que habíamos compuesto para el tercer disco, pero que no terminaba de encajar allí.

«Utilizamos todo tipo de fuentes y de ideas, y en este disco hemos llevado las ocurrencias mucho más lejos. Hay auténticas locuras».

También me interesa mucho la manera en la que utilizáis todo tipo de samples, grabaciones de campo y sonidos extraños. ¿Son arreglos de última hora o, como parece en algunas ocasiones, un centro de gravedad desde el que construir toda una canción?

Utilizamos todo tipo de fuentes y de ideas, y en este disco hemos llevado las ocurrencias mucho más lejos. Hay auténticas locuras. Hemos utilizado muchos teléfonos antiguos para filtrar las voces y algunos instrumentos, y también un par de teclados Yamaha antiguos, que tienen un micrófono con el que puedes samplear pequeños fragmentos de sonido y luego tocarlos con diferentes escalas. Nos hemos llevado esos teclados a los parques, a los bares y a los túneles del metro. No tenemos reglas acerca del origen de los sonidos. Lo importante es descubrir qué puedes hacer con ellos.

Otro aspecto fundamental para entender Vanishing Twin es la dimensión estética que rodea todo lo que hacéis, y que se extiende a los vídeos, las portadas de los discos y las fotografías promocionales. En cada ocasión colaboráis con artistas diferentes, pero siempre hay un sustrato que permanece, que salta de un disco al siguiente. ¿Hasta qué punto controláis el proceso?

Trabajamos con artistas diferentes, pero participamos en el proceso de manera directa. Necesitamos mantener un cierto control, porque el de Vanishing Twin es un universo muy particular. Por ejemplo, para «Afternoon X» hemos hecho un montón de collages: uno es el de la portada, y otros los hemos incluido en un libreto que viene con algunas ediciones del disco. El diseño del conjunto es de una artista que nos encanta, Karolina Kołodziej, que se ha encargado de juntar todas las piezas y de que lucieran bonitas; de convertir nuestras ideas en un objeto del que nos pudiéramos sentir orgullosos.

«Intentamos que nuestros conciertos sean especiales en todos los sentidos».

La formación actual de Vanishing Twin, con Valentina Magaletti y Susumu Mukai, me parece fantástica. ¿Es algo estable a largo plazo o veremos a nuevos músicos en el futuro?

Cuando empezamos con la banda, siempre queríamos llamar a más músicos. Nos faltaban manos, sobre todo en directo, para reproducir todas las partes y arreglos que contienen los discos. Con el tiempo, nos hemos dado cuenta de que las canciones se pueden interpretar de maneras diferentes, y eso se traslada también a los discos, en los que intentamos que todo sea más minimalista, más fácil de tocar. Cuantos menos seamos, más sencillo es tocar juntos, más compenetrados estamos y más fácil resulta dejar espacios para que cada uno aporte su propia voz.

Hablando del tema, ¿cómo son los conciertos de Vanishing Twin?

Intentamos que nuestros conciertos sean especiales en todos los sentidos, empezando por la iluminación, que es más parecida a la de un teatro que a la de una sala de conciertos. Incluso llevamos un técnico de luces, que construye efectos especiales caseros. También tenemos trajes y disfraces, y los cambiamos varias veces durante el show. Como público, no nos interesa ver a tres personas que salen al escenario a tocar sus instrumentos: es necesario añadir algode magia, un poco de fantasía

www.vanishingtwin.co.uk

Texto: Vidal Romero
Fotografía: Arthur Sajas

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